jueves, 2 de agosto de 2012

El aborto voluntario - El mundo al revés

El aborto voluntario - El mundo al revés - (24-03-2012)



El aborto voluntario es un problema social muy arraigado en nuestra historia, y más aún en nuestros días, en plena época de la información, de los anticonceptivos al alcance de todos y el sexo seguro, el aborto voluntario se nos presenta como un avance de la sociedad y de los derechos de la mujer.

La palabra aborto viene del latín abortus que significa sin nacimiento. Sin embargo, el aborto se define como la muerte del niño dentro del vientre de su madre. Aunque hoy en día se utilicen términos con menos crudeza como “interrupción voluntaria del embarazo”, eso no cambia la esencia de este hecho, que es provocar la muerte a un niño antes de que nazca.

Se sabe que entre los asirios las mujeres que abortaban y eran descubiertas eran empaladas.


En el mundo antiguo griego y latino, ambas culturas patriarcales, el aborto era comúnmente practicado por los médicos, sobre todo en caso de embarazos extraconyugales.

En Grecia era empleado para regular el tamaño de la población y mantener estables las condiciones sociales y económicas. En la antigua Roma el aborto estaba permitido, pues el derecho romano no consideraba al nasciturus como persona, aunque le reconocía derechos tales como el derecho a nacer (posponiendo, por ejemplo, las ejecuciones de mujeres embarazadas condenadas a muerte).

Con la afirmación del Cristianismo se restringieron las prácticas abortivas: al siglo II d.C. se remontan las primeras leyes estatales contra el aborto, con el exilio de las mujeres que abortaban y la condena o el destierro de las personas que lo practicaban.

A partir del siglo XVII/XVIII muchos países del mundo promulgaron leyes que convertían el aborto en ilegal, hasta hace pocos años se consideraba la prohibición del aborto como uno de los grandes logros de la humanidad, en defensa de la mujer y de la vida.

A principios del siglo XX se empezó a despenalizar el aborto en caso de peligro de la vida de la madre y para proteger su salud. Islandia fue el primer país occidental en legalizar el aborto terapéutico en ciertas circunstancias (1935). En los años cincuenta la mayoría de los países del ex bloque soviético legalizaron el aborto voluntario en el primer semestre de embarazo. Entre finales de los años sesenta y principios de los setenta, casi todos los países industrializados de Europa y Norteamérica (Estados Unidos y Canadá) lograron despenalizarlo en el primer trimestre de embarazo y ampliar las circunstancias en que se permite practicarlo, gracias sobre todo a la revolución sexual y a las luchas feministas de esos años, con la excusa del falso derecho a decidir de las mujeres, ¿respetuoso? con la igualdad y la autonomía de las mujeres. ¡¡Cuánto daño han hecho y hacen los grupos feministas a la mujer!!.

La aceptación social actual del aborto, ¿hará que muy pronto, pueda estar aceptado el homicidio antes de alcanzar determinadas arbitrarias perfecciones?. Ya ha ocurrido cuando se ha pensado en la supuesta perfección de la raza, de la clase, de la nacionalidad, del sexo. La puerta abierta por el aborto hace que no necesitemos tantas excusas para asesinar a la gente. Simplemente no es gente y no importa demasiado.

Para poder matar a un ser humano, y así resolver algún que otro problemilla provocado por las personas que tienen la osadía de venir a la existencia sin preguntar, hay que sacarlo de su especie porque parece claro que no está bien visto matar a un ser humano. Suelen decir que lo que crece en el vientre de una mujer es una especie de colección de células amalgamadas de un modo particular pero que no van más allá de lo que es un simple tumorcillo benigno. El aborto vendría a ser algo así como cortarse el pelo o las uñas. Para descargar conciencias se recurre al eufemismo, que es la mejor forma de enmascarar la verdad y hablar de embriones o pre embriones o cualquier otra cosa para no nombrar al niño, al ser humano. Es cierto que si decimos “embriones humanos” estamos diciendo que el embrión no puede ser menos que humano y ya sabemos que no está bien visto matar a seres humanos (mi parco saber científico, desde luego, no puede llegar a imaginar qué otra especie o subespecie puede gestar la mujer que no sea la especie humana. Un caso de atroz desprecio hacia la mujer). Parece, pues, claro que, el hombre, es un ser imperfecto, por muchas ayudas técnicas que pueda procurarse, desde que es concebido hasta su muerte y que el sentido común de nuestros maestros no era otra cosa que la ética, los valores de la salvaguarda de la vida, principios del que empezamos a carecer alarmantemente, en esta sociedad tan “progresista y avanzada”.

Vivimos en la época de la defensa del medioambiente, de los animales, con lo que estoy totalmente de acuerdo, pero ¿por qué no se defiende la vida de los niños?, ¿qué diferencia hay entre un niño de ocho meses en el vientre de su madre y un bebe de un mes fuera de él?, ¿por qué se puede matar a uno y al otro no?, en ambos casos están los derechos de la mujer, ¿por qué se llega a la conclusión de que se pueden matar personas antes de que nazcan?, ¿por qué no antes de que empiecen a dar sus primeros pasos, o antes de que aprendan a hablar, o antes de que lleguen al uso de razón, o antes de que empiecen a pedir dinero, trabajo y Seguridad Social?.

Hace muchos años, en la época de la Transición, había argumentos, la gente se esforzaba por tener ideas sobre las cosas, incluso la gente que era de izquierdas, al menos hasta octubre de 1982, primer gobierno socialista de F. González, en que, desde el poder, se les dijo: “Vuestra es la sabiduría, la bondad, la verdad, la ciencia, la razón, la belleza, la democracia y la paz”. Dado que el edificio de la mentalidad dominante está construido a base de infinidad de falacias, perfectamente demostrables de que lo son. Buscar la verdad en un mundo en el que tanta gente vive de la mentira siempre es difícil, pero cuando la gran mentira que hay que combatir es la cultura de la muerte que se ha instalado en la sociedad, que alguien ha instalado en la sociedad como curalotodo, chollo, elixir, el odio se vuelve realmente persecución más o menos solapada.

La cultura de la muerte pretende, por lo visto, dar solución a la cuestión social, que sea lo normal y quien este en contra se le considere como un facha-retrógrado.

Cuando parejas de todo el mundo hacen cola para poder adoptar, los hospitales de inseminación artificial no dan abasto, las clínicas abortivas se forran sin escrúpulo alguno, amparadas en leyes que dicen defender los derechos de la mujer.

Esto es el mundo al revés.

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