miércoles, 27 de noviembre de 2013

Bingo Murakami

No hace mucho, el ilustrador (y, a su manera, crítico literario) Grant Snider publicó en las páginas dominicales de The New York Times una tan graciosa y sentida como precisa e implacable autopsia de las motivaciones, tics, taras y trucos de Haruki Murakami. Allí, bajo el título de Bingo Murakami y en una sucesión de veinticinco casillas, a leer y mirar de derecha e izquierda y de arriba abajo, se enumeraban las constantes temáticas en la ya amplia obra del japonés nacido en Kioto, 1949. A saber: (1) Mujer misteriosa, (2) Fetiche con las orejas, (3) Pozo seco, (4) Algo que desaparece, (5) Sensación de ser seguido por alguien, (6) Llamada telefónica inesperada, (7) Gatos, (8) Viejo disco de jazz, (9) Depresión o aburrimiento urbano, (10) Poderes sobrenaturales, (11) Correr, (12) Pasadizo secreto, (13) Espacio libre, (14) Estación de trenes, (15) Flashback histórico, (16) Adolescente precoz, (17) Cocinar, (18) Hablarles a los gatos, (19) Mundos paralelos, (20) Sexo fuera de lo común, (21) Portada diseñada por Chip Kidd, (22) Tokio por la noche, (23) Nombre inusual, (24) Villano sin rostro, y (25) Gatos que desaparecen.

En Los años de peregrinación del chico sin color figuran los ítem (1, 4, 7 y 16: la trágica y alucinada Yuzuki Shirane), (2: “Sus orejas sobresalían a través del largo cabello”), (5: el nadador y el “mal espíritu”), (6: un teléfono suena en las últimas páginas), (8: pero el jazz, más allá de una mención a Round Midnight, muta a música clásica y al Franz Liszt de Le mal du pays como melancólico disparo mental de largada), (9: bostezos varios), (10 y 19: la historia de espectros bidimensionales del padre de Haida y la posibilidad del ayer como tiempo bifurcado), (11: nadar como forma de correr en el agua), (13: el desplazamiento a Helsinki), (14: muchos y muchas trenes y sus estaciones), (15: retorno al pasado, aunque en clave más íntima que pública), (18: el personaje del místico-gastronómico amigo Haida, quien dictamina que “el cocinero odia al camarero y ambos odian al cliente”), (20 y 22: las bizarras y muy privadas poluciones nocturnas del protagonista proyectándose en las calles de la impersonal ciudad), y (23: los apellidos cromáticos de los amigos del antiheroico héroe).
Pero de lo que nada apunta Snider –y es un rasgo físico tan característico y reconocible de Murakami como sus recurrencias en lo argumental– es algo acerca de los tamaños que maneja a la hora de sentarse a escribir y sentarnos a leerlo. Así, en sus novelas –tal vez administradas desde el punto de vista de quien ha hecho del acto de correr filosofía y método casi zen– está el maratónico macro Murakami de, por ejemplo, Crónica del pájaro que da cuerda al mundo o Kafka en la orilla, y está el micro Murakami de cien metros planos de la acaso insuperable Al sur de la frontera, al oeste del sol. Así también, luego de la híper física y olímpica 1Q84 llega la disciplina casi mental y meditativa (más cercana a relatos como “Tony Takitani”, incluido en Sauce ciego, mujer dormida y funcionando casi como una saga tamaño bonsai) de Los años de peregrinación del chico sin color devolviéndonos al que tal vez sea el Murakami más y mejor balanceado. Aquel que entiende que no hay elemento más fantástico y fantasmagórico que la puesta en marcha de la memoria.
Al final –pero nunca finalmente, porque nada es definitivo y el viaje continúa– las explicaciones de lo sucedido se erigirán en un nuevo enigma. Y una terrible mentira es el velo que esconde verdades acaso más terribles y –como en Antigua luz, de John Banville– luego de tantas variaciones se alcanza, marcha atrás, el aria de lo que en realidad sucedió. Una triste melodía sonando por encima de aquello que se decidió recordar y que no siempre fue exactamente así porque –como le predica a Tazaki el gurú empresarial-new age Aka–: “La verdad es como una ciudad semienterrada en la arena. Con el paso del tiempo, unas veces la arena va acumulándose hasta ocultarla; otras, el viento la limpia hasta que emerge por completo”.
Pero por encima de las curvas y desvíos, lo que vuelve a imponerse –y lo que Murakami impone en Los años de peregrinación…– es más un estado de ánimo que una trama. Un nuevo trayecto del ya clásico Murakami Express. Como siempre, leer a Murakami –a quien se ama o se odia, a quien se entiende o se considera incomprensible– es entrar en algo, viajar a otro sitio, volver a un territorio en el que sólo él ha conseguido un perfecto destilado en el que se funden Oriente y Occidente, lo pop y lo culto. No es fácil hacerlo, pero es tan sencillo de leer y disfrutar.
Días atrás, en los preliminares de una nueva batalla por el Nobel de Literatura en el que Haruki Murakami y Alice Munro partían como opuestos favoritos, mucho se escribió en relación con el realismo de la canadiense comparado con el delirio del japonés. Lo que, pienso, es un grave error. Porque los personajes de Murakami son tan verosímiles como los de Munro. Son perfectamente ciertos y posibles. Sólo que viven y comen y viajan y se aburren y hacen el amor y escuchan música y acarician a sus gatos y caminan en la oscuridad por otro planeta que está en éste: el planeta Murakami.

Otra vez, de nuevo, todos y todo a bordo.

domingo, 17 de noviembre de 2013

¡Deja la ira secar!



¡Deja la ira secar!

Mariana se puso toda feliz por haber ganado de regalo un juego de té de color azul.

Al día siguiente, Julia, su amiguita, vino bien temprano a invitarla a jugar. Mariana no podía pues saldría con su madre aquella mañana.

Julia entonces pidió a Mariana que le prestara su juego de té para que ella pudiera jugar sola en el jardín del edificio en que vivían.

Ella no quería prestar su flamante regalo pero ante la insistencia de la amiga decidió, hacer hincapié en el cuidado de aquel juguete tan especial.

Al volver del paseo, Mariana se quedó pasmada al ver su juego de té tirado al suelo. Faltaban algunas tazas y la bandeja estaba rota.

Llorando y muy molesta Mariana se desahogó con su mamá "¿ves mamá lo que hizo Julia conmigo? Le presté mi juguete y ella lo descuidó todo y lo dejó tirado en el suelo".

Totalmente descontrolada Mariana quería ir a la casa de Julia a pedir explicaciones, pero su madre cariñosamente le dijo:

 "Hijita, ¿te acuerdas de aquel día cuando saliste con tu vestido nuevo todo blanco y un coche que pasaba te salpicó de lodo tu ropa? Al llegar a casa querías lavar inmediatamente el vestido pero tu abuelita no te dejó.

¿Recuerdas lo que dijo tu abuela? Ella dijo que había que dejar que el barro se secara, porque después sería más fácil quitar la mancha.

Así es hijita, con la ira es lo mismo, deja la ira secarse primero, después es mucho más fácil resolver todo".

Mariana no entendía todo muy bien, pero decidió seguir el consejo de su madre y fue a ver el televisor.

Un rato después sonó el timbre de la puerta...Era Julia, con una caja en las manos y sin más preámbulo ella dijo:

"Mariana, ¿recuerdas al niño malcriado de la otra calle, el que a menudo nos molesta?

Él vino para jugar conmigo y no lo dejé porque creí que no cuidaría tu juego de té pero él se enojó y destruyó el regalo que me habías prestado.

Cuando le conté a mi madre ella preocupada me llevó a comprar otro igualito, para ti. ¡Espero que no estés enojada conmigo. No fue mi culpa!“

"¡No hay problema!, dijo Mariana, ¡mi ira ya secó! Y dando un fuerte abrazo a su amiga, la tomó de la mano y la llevó a su cuarto para contarle la historia del vestido nuevo ensuciado de lodo".

Nunca reacciones mientras sientas ira. La ira nos ciega e impide que veamos las cosas como ellas realmente son. Así evitarás cometer injusticias y ganarás el respeto de los demás por tu posición ponderada y correcta delante de una situación difícil.

Acuérdate siempre: ¡Deja la ira secar!

martes, 12 de noviembre de 2013

Le mal du pays de Franz Liszt, interpretada por Lazar Berman


Diálogo de "Los años de peregrinación del chico sin color" de Haruki Murakami, he descubierto esta maravilla, esta exquisitez:

"Un día, mientras escuchaban un álbum de piano, Tsukuru se dio cuenta de que aquella pieza la había oído antes, y más de una vez. Desconocía el título de la obra y el compositor. Pero era una música serena y cargada de aflicción. Se iniciaba con un dramático tema principal, consistente en una lenta sucesión de notas. Le seguían sosegadas variaciones. Tsukuru levantó la vista del libro que estaba leyendo y preguntó a Haida de qué pieza se trataba.

—Es Le mal du pays, de Franz Liszt. Forma parte del libro Première année: Suisse, de los Años de peregrinación.
—¿Le mal du...?
Le mal du pays, en francés. Quiere decir nostalgia o melancolía por la tierra  de uno, pero también, para algunos, es «la tristeza, sin razón aparente, que la contemplación de un paisaje bucólico despierta en el alma». Como ves, no es fácil de traducir".


Lazar Berman "Le mal du pays"









Susana Díaz y el finde de la pesoe


Susana Díaz y el finde de la pesoe

Los principales dirigentes del PSOE se reunieron este fin de semana para intentar unificar criterios en su errático caminar y fijar fecha y sistema para que salga elegido su próximo líder nacional. Lo tienen muy complicado, la postura del PSC ante la consulta sobre la secesión en Cataluña y su propia división sobre esta cuestión, hacen muy complicado dar un mensaje unitario sobre los principales problemas del país.

Por lo cual han decidido darse una tregua visualizado por el pacto tácito entre Susana Diez la líder de la renovación al unirse al criterio del ya amortizado líder que ha prometido unas próximas primarias después de las elecciones europeas y se ha decidido rebajar el número de avales necesario para presentarse como candidato, mientras Tomás Gómez, Carme Chacón, Patxi López o Eduardo Madina quedan a la expectativa.

La flamante presidenta de Andalucía (nombrada a dedo por su antecesor, siguiendo la tradición de los viejos regímenes socialistas), ha soltado lastre distanciándose del anterior PSOE. Busca tener perfil propio en su discurso que ha pronunciado en contra de política nacional de su partido delante de todos los dirigentes del PSOE y su promesa de luchar contra la corrupción ha causado sensación.

Su discurso, "nuevo, fresco, original", llamó la atención entre los asistentes, "sorprendidos" con una 'chica' a quien presumían "poco fondo político". Más bien al contrario, Díaz se abrazó a la "sinceridad" para lanzar varios misiles a la línea de flotación del PSC y del PSOE de Jose Luis Rodriguez Zapatero -con innegables implicaciones para Alfredo Pérez Rubalcaba-, en relación al modelo territorial y a los errores que “nunca deberíamos haber consentido” durante la tramitación del estatuto catalán. Al escuchar su discurso pensé en esta mujer como la próxima candidata socialista a la presidencia del gobierno de España. 

Pero, Susana Díaz, ¿es nueva en la política?, ¿nos podemos creer lo que dice?, os dejo un pequeño resumen de su historia política y “laboral”:

“Susana Díaz es licenciada en Derecho y diplomada en Alta Dirección de Instituciones Sociales, Fundación San Telmo. Ha sido concejala del Ayuntamiento de Sevilla (1999-2003); teniente de alcalde de Recursos Humanos y del distrito Triana de los Remedios (2003-2004); secretaria regional de Movimientos Sociales del PSOE de Andalucía; secretaria regional de Organización de las Juventudes Socialistas de Andalucía; secretaria general de la Agrupación Socialista de Triana-Los Remedios; secretaria de Organización del PSOE de Sevilla; miembro del Comité Federal del PSOE; secretaria de Organización del PSOE de Andalucía desde marzo 2010. Hasta hace poco consejera de Presidencia e Igualdad y, de facto, vicepresidenta primera del Gobierno andaluz, por delante del vicepresidente de IU Diego Valderas”. Como podemos comprobar, es una todoterreno del PSOE de Sevilla desde la década pasada, está asimismo contaminada por la realidad fraudulenta de los ERE que tuvo en Sevilla y su provincia su centro de gravedad fundamental.

Nació para mandar y lo hace desde que entró en las Juventudes Socialistas de Andalucía, donde fue secretaria de Organización. Las Juventudes Socialistas de Andalucía no son comparables a otras. Es una organización compacta, grande, con implantación territorial y con mando en una comunidad donde sus mayores llevan gobernando 31 años. Como puede verse, una mujer del Partido, con mayúsculas, que no ha pegado un palo al agua nunca, o sea una joya. Una señora muy representativa de la clase política actual, no ha trabajado en su vida y todo se lo debe a la política.

Una de sus primeras decisiones como buena socialista, ha sido cambiar el mobiliario y su ubicación en su despacho para darle más luz a la estancia, para que así pueda ver los problemas con más claridad.

Y como no podía ser menos ha decidido mantener a los más de 25.000 cargos puestos a dedo por su antecesor manteniendo sus sueldos y prebendas mientras castiga al resto de funcionarios a la congelación de sus salarios y no cobrar la paga extra.

Eso sí, Susana Díaz ha prometido a los andaluces luchar con todas sus fuerzas contra la corrupción... A otro perro con ese hueso, a mí no me engaña.

viernes, 8 de noviembre de 2013

Los años de peregrinación del chico sin color de Haruki Murakami

 
Los años de peregrinación del chico sin color
de
Haruki Murakami
 
Sinopsis:
Cuando Tsukuru Tazaki era adolescente, se sentaba durante horas en las estaciones para ver pasar los trenes. Ahora, con treinta y seis años, es un ingeniero que diseña y construye estaciones de ferrocarril y que lleva una vida tranquila, tal vez demasiado solitaria. Cuando conoce a Sara, una mujer por la que se siente atraído, empieza a plantearse cuestiones que creía definitivamente zanjadas. Entre otras, un traumático episodio de su juventud: cuando iba a la universidad, el que fue su grupo de amigos desde la adolescencia cortó bruscamente, sin dar explicaciones, toda relación con él, y la experiencia fue tan dolorosa que Tsukuru incluso acarició la idea del suicidio. Ahora, dieciséis años después, quizá logre averiguar qué sucedió exactamente. Ecos del pasado y del presente, pianistas capaces de predecir la muerte y de ver el color de las personas, manos de seis dedos, sueños perturbadores, muchachas frágiles y muertes que suscitan interrogantes componen el paisaje, pautado por las notas de Los años de peregrinación de Liszt, por el que Tsukuru viajará en busca de sentimientos largo tiempo ocultos. Decididamente, le ha llegado la hora de subirse a un tren.
Comentarios:
Tan solo seis meses después de su publicación en Japón, ya se puede disfrutar en nuestro país de la última novela de Murakami. Entrañable, nostálgica, intensa y sobrecogedora, el regreso del escritor tras la impresionante “1Q84” no me ha decepcionado en absoluto
Y es que a día de hoy, se puede contar con los dedos de una mano el número de autores que son capaces de levantar tanta expectación ante la salida de cada nueva obra como el eterno candidato al Premio Nobel. Muy pocos tienen la habilidad de generar entre su público odios y pasiones tan intensos, casi siempre a partes iguales. Y desde luego, no hay en el mundo nadie más indicado para evadirse de la realidad en entornos perturbadores y oníricos que este entrañable corredor de fondo, amante de los gatos, el béisbol y la música clásica.
Sin embargo, a pesar de estar sobradamente familiarizado con su trabajo, lo que más me sigue asombrando de Haruki Murakami (autor de obras tan dispares como las excepcionales “1Q84”, “Kafka en la orilla”, “Baila, Baila, Baila” o “Crónicas del pájaro que da cuerda al mundo”) es comprobar cómo utilizando una y otra vez las mismas herramientas narrativas que le caracterizan, consigue dotar a cada uno de sus títulos con una personalidad única, trascendente y fácilmente distinguible. Soledad, tristeza, alienación, sentimientos de culpa, incertidumbre e incomprensión. Nada desconocido en el último libro de Murakami, pero todo ello observado bajo la luz de un prisma completamente diferente.
“Pero ahora ya no creía en grupos perfectos y armónicos, ni sentía en su cuerpo el calor de ninguna química”
Intercalando en todo momento capítulos narrados en la actualidad con algunos de los episodios más significativos de la adolescencia de Tsukuru, Haruki Murakami elabora un complejo e íntimo relato de autodescubrimiento y superación personal que saca a relucir su máximo potencial como narrador. Intensa, vibrante, sorprendente y lírica, “Los años de peregrinación del chico sin color”, mezcla lo mejor del realismo murakamiano con esa vertiente fantástico-alucinógena que tanto me gusta del escritor. Esta imprevisible y un tanto críptica dicotomía se expresa de manera recurrente en forma de fábulas un tanto asilvestradas, visiones difíciles de interpretar y extraños sueños eróticos que de repente adquieren visos de realidad, reflejando así el viaje tanto físico como metafórico que emprende Tsukuru Tazaki a lo largo de la novela para reconciliarse de una vez por todas con su pasado y quienes lo habitaron.
“Tal vez lo hicieras, pero tengo la sensación de que la herida se cerró superficialmente -dijo con calma, mirándolo a los ojos-. ¿No se te ha ocurrido pensar que quizá, debajo sigue manando sangre?”
Sobre la historia de “Los años de peregrinación del chico sin color” (inspirada en la famosa composición de Liszt) solo puedo decir que me ha encantado, que me ha tenido en vilo y con el corazón encogido en un puño durante las más de 300 páginas que dura. Al igual que me han encandilado todos los personajes que aparecen en la novela, quienes están muy bien caracterizados y sufren de las demenciales particularidades a las que nos tiene acostumbrados Murakami, inquietantes escenas de sexo incluidas. El nuevo y exitoso libro del escritor japonés no solo se centra en recrear la angustia existencial y el dolor psicológico más absoluto, terrible y sobrecogedor, sino que ahonda en los diversos tipos de relaciones emocionales que nos unen, nos separan y nos mantienen atados a la realidad. Se trata de una obra radiante y esperanzadora a pesar de su deprimente puesta en escena, una historia adictiva, melancólica, sugerente, repleta de simbolismos amén de otras referencias musicales y cuya linealidad aparente acaba descomponiéndose en todos los colores del espectro, golpeándonos de lleno con sus giros inesperados como un contundente rayo de luz.
En definitiva, los lectores más afines a la obra de Haruki Murakami encontrarán rápidamente en “Los años de peregrinación del chico sin color” espacios en común con otros de sus trabajos, por lo que no les resultará nada complicado sumergirse en las profundidades de esta magnífica novela. Lo mismo podría aplicarse a quienes no son capaces de leer ni diez páginas seguidas de algo escrito por Murakami: absteneos, porque lo único que vais a encontrar es un concentrado narrativo imposible de digerir. En cuanto a mí, reencontrarme con el delicioso estilo desgarrador y nostálgico de Murakami ha sido un tremendo placer que por desgracia no sé cuándo se volverá a repetir. De momento, aún puedo disfrutar del recuerdo indeleble que ha dejado esta novela en mi interior, otra extraordinaria pieza que añadir a la colección de joyas narrativas creadas por Murakami. Y ya van muchas.
 
 

miércoles, 6 de noviembre de 2013

El éxito




El éxito

Se cuenta que en la China antigua, un príncipe de la región norte del país estaba por ser coronado emperador, pero de acuerdo con la ley, él debía casarse. Sabiendo esto, decidió hacer una competencia entre las muchachas de la corte para ver quién sería digna de su propuesta. Al día siguiente, el príncipe anunció que recibiría en una celebración especial a todas las pretendientes y lanzaría un desafío.

Una anciana que servía en el palacio hacía muchos años, escuchó los comentarios sobre los preparativos. Sintió una leve tristeza porque sabía que su joven hija tenía un sentimiento profundo de amor por el príncipe. Al llegar a la casa y contar los hechos a la joven, se asombró al saber que ella quería ir a la celebración.

Sin poder creerlo le preguntó:

"¿Hija mía, que vas a hacer allá? Todas las muchachas más bellas y ricas de la corte estarán allí. Sácate esa idea insensata de la cabeza. Sé que debes estar sufriendo, pero no hagas que el sufrimiento se vuelva locura"

Y la hija respondió:

"No, querida madre, no estoy sufriendo y tampoco estoy loca. Yo sé que jamás seré escogida, pero es mi oportunidad de estar por lo menos por algunos momentos cerca del príncipe. Esto me hará feliz"

Por la noche la joven llegó al palacio. Allí estaban todas las muchachas más bellas, con las más bellas ropas, con las más bellas joyas y con las más determinadas intenciones. Entonces, finalmente, el príncipe anunció el desafío:

"Daré a cada una de ustedes una semilla. Aquella que me traiga la flor más bella dentro de seis meses será escogida por mí, esposa y futura emperatriz de China"

La propuesta del príncipe seguía las tradiciones de aquel pueblo, que valoraba mucho la especialidad de cultivar algo, sean: costumbres, amistades, relaciones, etc. El tiempo pasó y la dulce joven, como no tenía mucha habilidad en las artes de la jardinería, cuidaba con mucha paciencia y ternura de su semilla, pues sabía que si la belleza de la flor surgía como su amor, no tendría que preocuparse con el resultado. Pasaron tres meses y nada brotó. La joven intentó todos los métodos que conocía pero nada había nacido. Día tras día veía más lejos su sueño, pero su amor era más profundo. Por fin, pasaron los seis meses y nada había brotado.

Consciente de su esfuerzo y dedicación la muchacha le comunicó a su madre que sin importar las circunstancias ella regresaría al palacio en la fecha y hora acordadas sólo para estar cerca del príncipe por unos momentos.

En la hora señalada estaba allí, con su vaso vacío. Todas las otras pretendientes tenían una flor, cada una más bella que la otra, de las más variadas formas y colores. Ella estaba admirada. Nunca había visto una escena tan bella. Finalmente, llegó el momento esperado y el príncipe observó a cada una de las pretendientes con mucho cuidado y atención.

Después de pasar por todas, una a una, anunció su resultado. Aquella bella joven con su vaso vacío sería su futura esposa. Todos los presentes tuvieron las más inesperadas reacciones. Nadie entendía por qué él había escogido justamente a aquella que no había cultivado nada.

Entonces, con calma el príncipe explicó:

"Esta fue la única que cultivó la flor que la hizo digna de convertirse en emperatriz: la flor de la honestidad. Todas las semillas que entregué eran estériles"

En tiempos donde lo más importante parece ser los resultados, los logros, lo visible, cultivar el valor de la honestidad parece un valor perdido... Somos capaces de inventar los más variados argumentos para excusarnos, por no decir "me equivoqué, tienes razón, no sé acerca de esto". Opinamos sobre todo, juzgamos a todos... la "viveza" se ha convertido en un valor, encubriendo la mentira, el engaño, la falta de honestidad para con nosotros mismos... La verdad, la sinceridad, la humildad... no son virtudes exacerbadas en los juegos para niños, ni en las publicidades para adultos hemos confundido el significado de la palabra ÉXITO.

Si he terminado mi día siendo leal a mí mismo, sin traicionar mis creencias y mis sentimientos, sin dejar de ser quien soy para quedar bien u obtener resultados... ese ha sido un día de éxito. Puedes hacer de este, un día exitoso... de ti depende.

domingo, 3 de noviembre de 2013

El Guerrero del Antifaz - Aquellos maravillosos años





Héroe creado y dibujado por Manuel Gago (Valladolid, 1925 - Valencia, 1980) con inspiración en la obra literaria Los cien caballeros de Isabel la Católica, de Rafael Pérez y Pérez (Editorial Juventud, 1934), para la Editorial Valenciana.
El Guerrero se convirtió también en el héroe español por excelencia. Un héroe trágico, austero, rodeado de personajes dramáticos que dan una visión auténticamente dramática del español y sus condiciones de la época. Un español del que ha desaparecido la fiesta, la risa, el gozo, la felicidad. Su situación hace que la única aparente salida es la muerte: la de sus enemigos y la de él mismo. Por eso juega con ella, se burla de ella, la desafía constantemente, desesperadamente. Es la lucha hasta el fin. Y como España, el norte de África y países adyacentes no bastan para proveerle enemigos, sale hasta países remotos, mostrando así la universalidad de su ser y de su lucha. Es una lucha contra la condición humana, un grito de rebeldía, una llamada de socorro, un canto a la vida, una negación de la muerte.