miércoles, 27 de marzo de 2013

El niño, el cirujano... y Jesús



Mañana en la mañana abriré tu corazón le explicaba el cirujano a un niño. Y el niño interrumpió:
-¿Usted encontrará a Jesús allí?
El cirujano se quedó mirándole, y continuó:
-Cortaré una pared de tu corazón para ver el daño completo.
-Pero cuando abra mi corazón, ¿encontrará a Jesús ahí? - volvió a interrumpir el niño.
El cirujano se volvió hacia los padres, quienes estaban sentados tranquilamente.
-Cuando haya visto todo el daño allí, planearemos lo que sigue, ya con tu corazón abierto.
-Pero, ¿usted encontrará a Jesús en mi corazón? La Biblia bien claro dice que Él vive allí. Las alabanzas todas dicen que Él vive allí.... ¡Entonces usted lo encontrará en mi corazón!
El cirujano pensó que era suficiente y le explicó:
-Te diré que encontraré en tu corazón…Encontraré músculo dañado, baja respuesta de glóbulos rojos, y debilidad en las paredes y vasos. Y aparte me daré cuenta si te podemos ayudar o no.
-¿Pero encontrará a Jesús allí también? Es su hogar, Él vive allí, siempre está conmigo.
El cirujano no toleró más los insistentes comentarios y se fue. Enseguida se sentó en su oficina y procedió a grabar sus estudios previos a la cirugía: aorta dañada, vena pulmonar deteriorada, degeneración muscular cardiaca masiva. Sin posibilidades de trasplante, difícilmente curable.
Terapia: analgésicos y reposo absoluto.
Pronóstico: tomó una pausa y en tono triste dijo: muerte dentro del primer año. Entonces detuvo la grabadora. Pero, tengo algo más que decir: ¿Por qué? Pregunto en voz alta ¿Por qué hiciste esto a él? Tú lo pusiste aquí, tú lo pusiste en este dolor y lo has sentenciado a una muerte temprana. ¿Por qué?.
De pronto, Dios, nuestro Señor le contestó:
-El niño, mi oveja, ya no pertenecerá a tu rebaño porque él es parte del mío y conmigo estará toda la eternidad. Aquí en el cielo, en mi rebaño sagrado, ya no tendrá ningún dolor, será confortado de una manera inimaginable para ti o para cualquiera. Sus padres un día se unirán a él, conocerán la paz y la armonía juntos, en mi reino y mi rebaño continuara creciendo.
El cirujano empezó a llorar terriblemente, pero sintió aún más rencor, no entendía las razones. Y replicó:
-Tú creaste a este muchacho, y también su corazón. ¿Para qué? ¿Para que muera dentro de unos meses?
El Señor le respondió: Porque es tiempo de que regrese a su rebaño, su tarea en la tierra ya la cumplió.
Hace unos años envié una oveja mía con dones de doctor para que ayudara a sus hermanos, pero con tanta ciencia se olvidó de su Creador.
Así que envié a mí otra oveja, el niño enfermo, no para perderlo sino para que regresara a mí aquella oveja perdida hace tanto tiempo.
El cirujano lloró y lloró inconsolablemente.
Días después, luego de la cirugía, el doctor se sentó a un lado de la cama del niño; mientras que sus padres lo hicieron frente al médico.


El niño despertó y murmurando rápidamente preguntó:
-¿Abrió mi corazón?.
Si - dijo el cirujano.
-¿Qué encontró? - preguntó el niño.
-Tenías razón, encontré allí a Jesús.

miércoles, 20 de marzo de 2013

La maestra Rodríguez





Su nombre era Srta. Rodríguez. Mientras estuvo al frente de su clase de 5º grado, el primer día de clase lo iniciaba diciendo a los niños una mentira.

Como la mayor parte de los profesores, ella miraba a sus alumnos les decía que a todos los quería por igual. Pero eso no era posible, porque ahí en la primera fila, desparramado sobre su asiento, estaba un niño llamado: Pepe Sánchez.

La Srta. Rodríguez había observado a Pepe desde el año anterior y había notado que él no jugaba muy bien con otros niños, su ropa estaba muy descuidada y constantemente necesitaba darse un buen baño.

Pepe comenzaba a ser un tanto desagradable. Llegó el momento en que la Srta. Rodríguez disfrutaba al marcar los trabajos de Pepe con un plumón rojo haciendo una gran X y colocando un cero muy llamativo en la parte superior de sus tareas.

En la escuela donde la Srta. Rodríguez enseñaba, se le requería revisar el historial de cada niño. Ella dejó el expediente de Pepe para el final.

Cuando ella revisó su expediente, se llevó una gran sorpresa. La Profesora de primer grado había escrito: “Pepe es un niño muy brillante con una sonrisa sin igual. Hace su trabajo de una manera limpia y tiene muy buenos modales... es un placer tenerlo cerca".

Su profesora de segundo grado escribió: “Pepe es un excelente estudiante, se lleva muy bien con sus compañeros, pero se nota preocupado porque su madre tiene una enfermedad incurable y el ambiente en su casa debe ser muy difícil".

La profesora de tercer grado escribió: "Su madre ha muerto, ha sido muy duro para él. Él trata de hacer su mejor esfuerzo, pero su padre no muestra mucho interés y el ambiente en su casa le afectará pronto si no se toman ciertas medidas".

Su profesora de cuarto grado escribió: “Pepe se encuentra atrasado con respecto a sus compañeros y no muestra mucho interés en la escuela. No tiene muchos amigos y en ocasiones se duerme en clase".

Ahora la Srta. Rodríguez se había dado cuenta del problema y estaba apenada con ella misma. Ella comenzó a sentirse peor cuando sus alumnos les llevaron sus regalos de Navidad, envueltos con preciosos moños y papel brillante, excepto el de Pepe. Su regalo estaba mal envuelto con un papel amarillento que él había tomado de una bolsa de papel.

A la Srta. Rodríguez le dio pánico abrir ese regalo en medio de los otros presentes. Algunos niños comenzaron a reír cuando ella encontró un viejo brazalete y un frasco de perfume con sólo un cuarto de su contenido.


Ella detuvo las burlas de los niños al exclamar lo precioso que era el brazalete mientras se lo probaba y se colocaba un poco del perfume en su muñeca. Era el mejor regalo que le habían hecho los niños en toda su vida profesional.

Pepe se quedó ese día al final de la clase el tiempo suficiente para decir:

“Srta. Rodríguez, el día de hoy usted huele como solía oler mi mamá".

Después de que el niño se fue ella lloró por lo menos una hora...

Desde ese día, ella dejó menos horas en enseñarles a los niños aritmética, a leer y a escribir.

En lugar de eso, comenzó a educar a los niños. La Srta. Rodríguez puso atención especial en Pepe.

Conforme comenzó a trabajar con él, su cerebro comenzó a revivir. Mientras más lo apoyaba, él respondía más rápido.

Para el final del ciclo escolar, Pepe se había convertido en uno de los niños más aplicados de la clase y a pesar de su mentira, de que quería a todos sus alumnos por igual, Pepe se convirtió en uno de los “consentidos” de la maestra.

Un año después, ella encontró una nota debajo de su puerta, era de Pepe, diciéndole que ella había sido la mejor maestra que había tenido en toda su vida. Seis años después por las mismas fechas, recibió otra nota de Pepe, ahora escribía diciéndole que había terminado la selectividad, siendo el tercero de su clase y ella seguía siendo la mejor maestra que había tenido en toda su vida.

Cuatro años después, recibió otra carta que decía que a pesar de que en ocasiones las cosas fueron muy duras, se mantuvo en la Universidad y pronto se graduaría con los más altos honores. Él le reiteró a la Srta. Rodríguez que seguía siendo la mejor maestra que había tenido en toda su vida y su favorita.

Cuatro años después recibió otra carta. En esta ocasión le explicaba que después de que concluyó su carrera, decidió viajar un poco. La carta le explicaba que ella seguía siendo la mejor maestra que había tenido y su favorita, pero ahora su nombre se había alargado un poco, la carta estaba firmada por José Sánchez., Doctor en Medicina.

La historia no termina aquí, existe una carta más que leer, Pepe ahora decía que había conocido a una chica con la cual iba a casarse.

Explicaba que su padre había muerto hacía un par de años y le preguntaba a la Srta. Rodríguez si le gustaría ocupar en su boda el lugar que usualmente es reservado para la madre del novio, por supuesto la Srta. Rodríguez aceptó y adivina...

Ella llegó usando el viejo brazalete y se aseguró de usar el perfume que Pepe recordaba que usó su madre la última Navidad que pasaron juntos. Se dieron un gran abrazo y el Dr. Sánchez le susurró al oído, "Gracias Srta. Rodríguez por creer en mí. Muchas gracias por hacerme sentir importante y mostrarme que yo puedo hacer la diferencia".

La Srta. Rodríguez con lágrimas en los ojos, tomó aire y dijo, “Pepe, te equivocas, tú fuiste el que me enseñó a mí que yo puedo hacer la diferencia. No sabía cómo educar hasta que te conocí".

jueves, 14 de marzo de 2013

La escalera




Ciudad de Santa Fe, estado de Nuevo México, Estados Unidos.

Ahí, un misterio que ya dura 130 años y que atrae a cerca de 250 mil visitantes al año.

Destino: Capela Loretto.



Lo que hace a esta capilla diferente a todas las otras

es el milagro ocurrido en su escalera.


La capilla fue construida a finales del siglo 19.

Cuando estuvo finalizada, las hermanas sintieron falta de

una escalera que las llevara al segundo piso.


Ellas pasaron nueve días rezando a San José,

que como todos sabemos, era carpintero.


Un desconocido tocó en la puerta de la capilla el último día.

Dijo que era carpintero y que podría construir la escalera.


Construyó, sin la ayuda de nadie, la escalera que es considerada

como un prodigio de la carpintería.


Nadie sabe cómo ella se sustentó,

La escalera no tiene soporte central.


Después, el carpintero, que no usó ni clavos ni pegamento

para construir la escalera , desapareció sin dejar vestigios.

No esperó a cobrar.


Una leyenda  nació en la ciudad de Santa Fe,

que paso a creer que el carpintero era de verdad San José.


Enviado por Jesucristo para atender las súplicas de las hermanas.

Desde entonces, la escalera pasó a ser llamada “la milagrosa”, y se

transformó en un centro de peregrinación.


Hay tres misterios aquí, explica el portavoz de la capilla:

El primer misterio, es que no se sabe hasta hoy

quien es el hombre construyo la escalera.


El segundo misterio es que arquitectos, ingenieros y científicos

dicen que no entienden como la escalera se mantiene sin caer.


Y el tercer misterio: de donde vino la madera..

Ya se hicieron todo tipo de análisis y no existe

nada parecido en toda la región.


Un detalle, la escalera tiene 33 peldaños,

la edad de Cristo.