miércoles, 13 de marzo de 2019

La Muerte del Comendador (Libro 2) de Haruki Murakami


La Muerte del Comendador (Libro 2) de Haruki Murakami

El esperado desenlace por fin. El retratista, personaje principal, sigue en la casa de las montañas llena de objetos misteriosos. Lo más curioso es una pintura titulada La Muerte del Comendador. Mientras busca respuestas a varios misterios que envuelven su entorno, un vecino le pide pintar el retrato de una joven y extraña estudiante llamada Marie. Así se detuvo la primera parte del libro…

En esta segunda parte, cuando ella no regresa a casa de la escuela, él se lanza en su búsqueda. Angustiado por ese nuevo misterio se hará más preguntas comenzando con ello un viaje que se hace más profundo que la propia búsqueda de Marie. En el centro de todo esto sigue el misterioso cuadro. ¿Quién es ese hombre que no tiene rostro? Página a página recibimos respuestas que caen como pinceladas, revelando gradualmente la imagen completa. A menudo, el viaje es lo que importa, no el destino. Haruki Murakami otra vez nos salpica con la soledad, el dolor, el aislamiento y ese vacío que la creatividad puede dejar en el alma. Pero sobre todo con la búsqueda de uno mismo.

Al igual que antes, la casa sigue siendo vital en la historia, con sus registros antiguos, los enigmas son parte de la estructura al igual que las tablas y clavos que la construyen. La pintura de Don Giovanni se trasformará en pura magia sobrenatural cuando arroje a sus personajes y estos se materialicen. De nuevo el protagonista se encontrará entre sueños obsesivos, mundos del otro lado y la realidad. Los recuerdos serán la base de toda la novela, aunque su narrativa puede llegar a cargar de tan detalle. Sin embargo, la intriga se dosifica de manera extraordinaria haciendo la lectura amena. Algunos personajes importantes del primer libro van perdiendo interés en este segundo volumen, pero todo quedará bien atado, al menos lo más interesante y seguirán los guiños a citas musicales.

El autor en las páginas de este libro pone en duda la necesidad de creer. ¿Cuál es el propósito de la creencia? ¿Es para ocultar el miedo bajo la retórica de barrer la suciedad escondiéndola bajo la alfombra? La necesidad de creer en algo, de estar tras una pancarta, puede justificar nuestras acciones y dar a las masas alguna excusa por la que vivir. Murakami establece argumentos tanto de identidad como de política contra un telón de fondo de las cuestiones más fundamentales.

Un libro extraño, fascinante, con mucho más erotismo que el anterior. Muy “japonés”, monoteísta, cuyas escenas sobrenaturales ponen la piel de gallina. Al final, la decisión que tome nuestro protagonista no es sorprendente, pero tal vez nos afecte más de lo que queremos admitir. No hay ninguna epifanía, lo aceptaremos sin protestar, al igual que aceptamos esa paz que llega con el silencio. No puedo hacer otra cosa que recomendar ambos libros. (Publicado en Crónicas Literarias)