viernes, 8 de noviembre de 2013

Los años de peregrinación del chico sin color de Haruki Murakami

 
Los años de peregrinación del chico sin color
de
Haruki Murakami
 
Sinopsis:
Cuando Tsukuru Tazaki era adolescente, se sentaba durante horas en las estaciones para ver pasar los trenes. Ahora, con treinta y seis años, es un ingeniero que diseña y construye estaciones de ferrocarril y que lleva una vida tranquila, tal vez demasiado solitaria. Cuando conoce a Sara, una mujer por la que se siente atraído, empieza a plantearse cuestiones que creía definitivamente zanjadas. Entre otras, un traumático episodio de su juventud: cuando iba a la universidad, el que fue su grupo de amigos desde la adolescencia cortó bruscamente, sin dar explicaciones, toda relación con él, y la experiencia fue tan dolorosa que Tsukuru incluso acarició la idea del suicidio. Ahora, dieciséis años después, quizá logre averiguar qué sucedió exactamente. Ecos del pasado y del presente, pianistas capaces de predecir la muerte y de ver el color de las personas, manos de seis dedos, sueños perturbadores, muchachas frágiles y muertes que suscitan interrogantes componen el paisaje, pautado por las notas de Los años de peregrinación de Liszt, por el que Tsukuru viajará en busca de sentimientos largo tiempo ocultos. Decididamente, le ha llegado la hora de subirse a un tren.
Comentarios:
Tan solo seis meses después de su publicación en Japón, ya se puede disfrutar en nuestro país de la última novela de Murakami. Entrañable, nostálgica, intensa y sobrecogedora, el regreso del escritor tras la impresionante “1Q84” no me ha decepcionado en absoluto
Y es que a día de hoy, se puede contar con los dedos de una mano el número de autores que son capaces de levantar tanta expectación ante la salida de cada nueva obra como el eterno candidato al Premio Nobel. Muy pocos tienen la habilidad de generar entre su público odios y pasiones tan intensos, casi siempre a partes iguales. Y desde luego, no hay en el mundo nadie más indicado para evadirse de la realidad en entornos perturbadores y oníricos que este entrañable corredor de fondo, amante de los gatos, el béisbol y la música clásica.
Sin embargo, a pesar de estar sobradamente familiarizado con su trabajo, lo que más me sigue asombrando de Haruki Murakami (autor de obras tan dispares como las excepcionales “1Q84”, “Kafka en la orilla”, “Baila, Baila, Baila” o “Crónicas del pájaro que da cuerda al mundo”) es comprobar cómo utilizando una y otra vez las mismas herramientas narrativas que le caracterizan, consigue dotar a cada uno de sus títulos con una personalidad única, trascendente y fácilmente distinguible. Soledad, tristeza, alienación, sentimientos de culpa, incertidumbre e incomprensión. Nada desconocido en el último libro de Murakami, pero todo ello observado bajo la luz de un prisma completamente diferente.
“Pero ahora ya no creía en grupos perfectos y armónicos, ni sentía en su cuerpo el calor de ninguna química”
Intercalando en todo momento capítulos narrados en la actualidad con algunos de los episodios más significativos de la adolescencia de Tsukuru, Haruki Murakami elabora un complejo e íntimo relato de autodescubrimiento y superación personal que saca a relucir su máximo potencial como narrador. Intensa, vibrante, sorprendente y lírica, “Los años de peregrinación del chico sin color”, mezcla lo mejor del realismo murakamiano con esa vertiente fantástico-alucinógena que tanto me gusta del escritor. Esta imprevisible y un tanto críptica dicotomía se expresa de manera recurrente en forma de fábulas un tanto asilvestradas, visiones difíciles de interpretar y extraños sueños eróticos que de repente adquieren visos de realidad, reflejando así el viaje tanto físico como metafórico que emprende Tsukuru Tazaki a lo largo de la novela para reconciliarse de una vez por todas con su pasado y quienes lo habitaron.
“Tal vez lo hicieras, pero tengo la sensación de que la herida se cerró superficialmente -dijo con calma, mirándolo a los ojos-. ¿No se te ha ocurrido pensar que quizá, debajo sigue manando sangre?”
Sobre la historia de “Los años de peregrinación del chico sin color” (inspirada en la famosa composición de Liszt) solo puedo decir que me ha encantado, que me ha tenido en vilo y con el corazón encogido en un puño durante las más de 300 páginas que dura. Al igual que me han encandilado todos los personajes que aparecen en la novela, quienes están muy bien caracterizados y sufren de las demenciales particularidades a las que nos tiene acostumbrados Murakami, inquietantes escenas de sexo incluidas. El nuevo y exitoso libro del escritor japonés no solo se centra en recrear la angustia existencial y el dolor psicológico más absoluto, terrible y sobrecogedor, sino que ahonda en los diversos tipos de relaciones emocionales que nos unen, nos separan y nos mantienen atados a la realidad. Se trata de una obra radiante y esperanzadora a pesar de su deprimente puesta en escena, una historia adictiva, melancólica, sugerente, repleta de simbolismos amén de otras referencias musicales y cuya linealidad aparente acaba descomponiéndose en todos los colores del espectro, golpeándonos de lleno con sus giros inesperados como un contundente rayo de luz.
En definitiva, los lectores más afines a la obra de Haruki Murakami encontrarán rápidamente en “Los años de peregrinación del chico sin color” espacios en común con otros de sus trabajos, por lo que no les resultará nada complicado sumergirse en las profundidades de esta magnífica novela. Lo mismo podría aplicarse a quienes no son capaces de leer ni diez páginas seguidas de algo escrito por Murakami: absteneos, porque lo único que vais a encontrar es un concentrado narrativo imposible de digerir. En cuanto a mí, reencontrarme con el delicioso estilo desgarrador y nostálgico de Murakami ha sido un tremendo placer que por desgracia no sé cuándo se volverá a repetir. De momento, aún puedo disfrutar del recuerdo indeleble que ha dejado esta novela en mi interior, otra extraordinaria pieza que añadir a la colección de joyas narrativas creadas por Murakami. Y ya van muchas.
 
 

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