miércoles, 17 de octubre de 2012

"La conjura de los necios" de John Kennedy Toole



Cuando en el mundo aparece un verdadero genio, puede identificársele por este signo: todos los necios conjuran contra él. “Jonathan Swift”

A esta frase del escritor satírico Jonathan Swift (al cual le debemos Los viajes de Gulliver), le debe el título este libro de John Kennedy Toole, un autor que se suicidó cuando tan solo contaba con 32 años y sin ver su obra publicada. Años más tarde se publicaría y sería alabada por la crítica ganando el Premio Pullitzer. ¿Porqué tantos halagos? Pues porque este libro es una obra maestra fruto de un genio.

Yo pensaba que todo el mundo conocía a Ignatius J. Reilly. Me he dado cuenta, para mi sorpresa, de que hay todavía gente -sobre todo los más jóvenes-, que no han oído hablar de ninguno de estos personajes. Es decir, que no han pasado por esa experiencia extraña, maravillosa y muy muy divertida que es leer “La conjura de los necios” de John  Kennedy Toole. Empezaré por decir lo primero que citan todas las reseñas: que es un libro rechazado por innumerables editoriales y publicado póstumamente gracias a la tenacidad de la madre de Toole. El libro se convirtió en un enorme éxito y le dieron el premio Pulitzer, pero el autor no pudo verlo, porque se había suicidado, sin duda convencido de que sus escritos no le interesaban a nadie. Bueno, pues a pesar de que esa historia tan triste y ejemplar, la novela rebosa humor e ironía. También tipos muy raros y llenos de obsesiones, empezando por su protagonista, el ínclito Ingnatius J. Reilly, que según manifiesta Walker Percy en su prólogo es "un Oliver Hardy loco, un Don Quijote obeso y un Tomás de Aquino perverso combinados en uno". Una mezcla explosiva. No desvelaré el argumento -que por otra parte es difícilmente resumible-, pero adelantaré (por si la definición anterior no es suficiente) que Ignatius es un apasionado de la escolástica medieval y su autor favorito es Boecio, que cree que al mundo moderno le falta "teología y geometría" y que le encanta la comida basura. También hay otros personajes igualmente excéntricos, como el ya mencionado patrullero Mancuso, una verdadera desgracia para el cuerpo de policía de Nueva Orleans, que se dedica disfrazarse para acechar a los delincuentes, o la sufrida madre de Ignatius, la señora Reilly, que tiene una clara debilidad por el moscatel, amén de un vendedor de perritos calientes frustrado, una psicóloga aficionada (suspendió un curso de psicología por correspondencia) adepta al chantaje y un trío de lesbianas agresivas, por citar sólo algunos. Todos inclasificables, como el propio libro, pero igualmente inolvidables.

Ignatius Reilly es el protagonista de nuestra historia, un señor entrado en carnes y con un gran bigote que todavía vive con su madre. Lleva siempre una gorra de cazador y ropas extrañas, que le hacen ser tomado por sospechoso más de una vez. Y de esa manera exactamente comienza el libro, Ignatius es tomado por sospechoso por un policía y para esconderse de éste, su madre y él se refugian en el Noche de Alegría, un bar del Barrio Francés de Nueva Orleans que esconde algo. Poco después, los dos se estrellan contra una casa a la cual tendrán que pagar los desperfectos, sin embargo, con el sueldo de la madre no tendran suficiente e Ignatius tendrá que ponerse a trabajar. Al principio, lo coge con desgana pero poco después se da cuenta de que puede montar una revolución a favor de un montón de causas. ¡¡Ah!! Y esta el personaje de Myrna Mynkoff, su revolucionaria amiga de la universidad.

El libro, como la mayoría, no se puede contar, es mejor que se descubra esta inmensa crítica contra la sociedad. Los personajes que aparecen son todos una caricatura grotesca y satírica de los revolucionarios, de las vecinas cotillas, de los jefes "corruptos", de la policía inepta y, por supuesto, de la locura que puede invadir a un hombre.  Se dice que el mismo Ignatius Reilly podría ser un personaje casi autobiográfico pues el autor tuvo que pasar durante su corta muchas de las cosas que le pasan a este grandullón.

Ignatius Reilly podría ser perfectamente un Don Quijote moderno que confunde los molinos con gigantes.

El libro se describe solo. Grandes dosis de humor y de sátira reunidos en una obra maestra del siglo XX. 


(Texto publicado por Metgaladriel en el blog: La musa y el espiritu)

enlace: http://lamusayelespiritu.blogspot.com.es/2012/05/la-conjura-de-los-necios-john-kennedy.html

  

No hay comentarios:

Publicar un comentario