"La
sombra del Kasha" de Miyuki Miyabe
Argumento:
Shoko Sekine
es una joven que ha desaparecido. Su prometido, Jun Kurisaka, está desesperado.
No quiere acudir a la policía y, sabiendo que un tío de su mujer, es policía
pero en estos momentos está de baja, decide pedirle que investigue la
desaparición de forma discreta. El policía se llama Honma y se va a tomar muy
en serio la investigación.
Todo empezó
cuando, haciendo los preparativos para la boda, Jun solicita una tarjeta de
crédito para Shoko. En el banco no se la dan porque consta que hace unos años
fue declarada en quiebra. Entonces Shoko desaparece, ¿voluntariamente?.
Honma empieza
a tirar del hilo y pronto descubre que tras la aparentemente inocente
desaparición hay todo un entramado de intrigas financieras. Y que Shoko no es
quien dice ser...
Impresiones:
Más que novela
negra, yo hablaría de thriller o novela de suspense. Me parece un poco light
para calificarla de negra. Los japoneses tienen pinta de tan civilizados, tan
educados, tan avanzados... que, según esta novela parecen serlo: por lo que sus
crímenes, también son en cierta forma igualmente civilizados. Al menos es lo
que parece derivarse de esta novela. No resulta tan oscura, tan claustrofóbica
como puedan serlo, por ejemplo, algunas de las novelas nórdicas que tan de moda
se han puesto últimamente. Se trata, sin más, de una investigación, realizada
un poco al estilo clásico: de forma pausada, tirando del hilo poco a poco, de
ésas que una pista nos lleva a la siguiente, sin sobresaltos, sin sorpresas
sacadas de la manga. El policía y nosotros con él vamos conociendo, muy poco a
poco, los entresijos del asunto. Como si de una labor de punto se tratara. No
es una novela vertiginosa, de ésas que continuamente pasan cosas, sino una
novela bastante pausada. Lo cual no quiere decir, ni mucho menos, aburrida: al
contrario, está tan bien narrada la historia, que te atrapa y deseas continuar
hasta llegar al final.
Se trata de
una novela bastante fácil de leer, que alterna los diálogos y la narración casi
al 50%.
El inspector
Honma es un policía un poco atípico. Si lo comparo con los protagonistas de las
novelas negras que suelo leer (de Mankell, Jo Nesbo, Arnaldur Indridasson,
etc...) Honma resulta ser un tipo de lo más normal. Tiene una vida normal, no
bebe, no tiene vicios inconfesables, ni una personalidad atormentada.... Es,
simplemente, un hombre trabajador que, como todos los inspectores de novela, se
toma muy en serio su trabajo pero sin grandes traumas detrás. La novela nos va
contando cosas de su vida privada, pero es una vida muy normalita, como la que
pueda tener cualquier persona que conozcamos. Eso sí, en su trabajo es como un
perro de presa: como agarre algo, no lo suelta hasta llegar a la solución del
enigma.
La novela me
ha sorprendido en cuanto al hecho de que me esperaba que la investigación se
desarrollaría con medios tecnológicos. No por nada Japón es uno de los países
con tecnología más avanzada del mundo. Sus gadgets tecnológicos invaden el
resto del mundo y yo pensaba que en materia de investigación policial estarían
avanzadísimos. No digo que no lo estén, pero sí que en la novela no se ve
reflejado el tema. También hay que tener en cuenta que, aunque se haya
publicado ahora en España, la novela tiene ya unos años, pero es que por no
aparecer no aparecen ni móviles. Así las cosas, la investigación se desarrolla
de la forma más clásica posible.
Al hilo de la
investigación, vamos también descubriendo cosas de la sociedad japonesa, de su
forma de vida. Cosas como el registro familiar (siempre he pensado que en Japón
la pertenencia a una familia y las costumbres ancestrales tenían mucha
importancia), asuntos financieros, etc...
Uno de los
elementos claves de la novela va a ser la capacidad de endeudamiento de la
población. En la época en la que se escribió, parece ser que hubo un montón de
bancarrotas, no de empresas sino de particulares. La gente se acostumbró a
vivir del crédito: compraba algo a plazos, luego no tenía dinero para pagarlo y
pedía un préstamo para pagar el anterior, un tercero para pagar el segundo... y
así hasta que llegaba a amasar una deuda impresionante que muchas veces
originaba que tuviese que declararse en quiebra personal. Eso con suerte, si la
Yakuza (la mafia) no acertaba a hacerse con sus deudas y hacerle la vida
imposible. Por lo tanto, y al igual que en las novelas nórdicas, en la novela
subyace una crítica social de lo más interesante (sobre todo porque lo que nos
está ocurriendo a nosotros, también es en cierta forma derivado del
endeudamiento).
Para
finalizar, diré que hay una cosa que no me ha acabado de convencer del todo: y
es, precisamente, el final de la novela. Me parece demasiado brusco. He echado
en falta unas cuantas hojas más, en las que se nos dé la explicación de todo el
asunto desde el otro punto de vista. El final es demasiado precipitado, rápido,
sin concesiones. Después de tantas hojas de lectura, creo que hubiese estado
bien que la autora se hubiese alargado un poco. Yo, al menos, lo hubiese
agradecido.
Es por eso,
que valoro la novela con un 8/10 y no con un 9/10 que, de haber acabado de otra
forma, hubiese sido la nota más adecuada.
Miyuki Miyabe:
Nació en Tokio
en 1960. En su país, es una de las escritoras más reconocidas. Ha escrito más
de 40 novelas, en las que ha tocado casi todos los géneros: ciencia ficción,
intriga, novela histórica, fantasía y ficción juvenil.
Sus libros han
sido traducidos a más de 11 idiomas y 15 de ellos han sido convertidas en
películas, en su país, siendo éxitos de taquilla.
Por esta
novela que hoy comento, recibió el premio Shugoro Yamamoto en 1993.
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