lunes, 17 de marzo de 2014

¿Fantasía o realidad?


¿Fantasía o realidad?
Había un joven matrimonio, que tenían una  hija llamada Sara. Los padres jamás le hablaron de Dios, no eran creyentes. Una  noche, cuando Sara tenía 5 años, sus padres  sufrieron un accidente de coche y fallecieron. La niña fue enviada a un centro de niños huérfanos, siendo más tarde adoptada.
Su nueva madre la llevó a la iglesia. Ese día la mamá le explicó a la maestra de la escuela dominical que la niña jamás había escuchado hablar de Jesús y que  por favor tuviera paciencia.
La maestra tomó una figura de Jesús y preguntó a todos los niños presentes:
 "Alguno de ustedes sabe quién es esta  persona?"
Los niños miraron, pero nadie dijo nada.
La pequeña Sara, levantando la mano, respondió:
"Yo sé, ese es  el hombre que me cogió de mi mano la noche en  que mis padres murieron."
 ¿Crees que la niña está diciendo la  verdad, aun cuando nunca escucho hablar de Jesús y que  le sostuvo la mano aquella noche? 
¿Fantasía o realidad?

viernes, 14 de marzo de 2014

Preludio de La Traviata ópera de Verdi.



El preludio está integrado musical y dramáticamente al resto de la opera. En él se reproduce musicalmente el recurso utilizado por Alejandro Dumas de comenzar la novela por el final de la historia, al presentar inicialmente el tema de la agonía de Violeta, profundamente triste, seguido del tema de amor.
Lentamente, la música se va animando sin perder el tono melancólico hasta concluir enlazándose con el clima festivo que estalla al comienzo del primer acto.


miércoles, 5 de marzo de 2014

Una luz para el camino




Una luz para el camino

Había una vez, un hombre que una noche caminaba por las oscuras calles llevando una lámpara de aceite encendida.

La ciudad era muy oscura en las noches sin luna como aquella. En determinado momento, se encuentra con un amigo. El amigo lo mira y de pronto lo reconoce.

Se da cuenta de que es Guno, el ciego del pueblo. Entonces, le dice:

- ¿Qué haces Guno, tú ciego, con una lámpara en la mano? Si tú no ves...

Entonces, el ciego le responde:

- Yo no llevo la lámpara para ver mi camino. Yo conozco la oscuridad de las calles de memoria. Llevo la luz para que otros encuentren su camino cuando me vean a mí...No solo es importante la luz que me sirve a mí, sino también la que yo uso para que otros puedan también servirse de ella.

Cada uno de nosotros puede alumbrar el camino para uno y para que sea visto por otros, aunque uno aparentemente no lo necesite.

Alumbrar el camino de los otros no es tarea fácil...Muchas veces en vez de alumbrar oscurecemos mucho más el camino de los demás... ¿Cómo? A través del desaliento, la crítica, el egoísmo, el desamor, el odio, el resentimiento...

¡Qué hermoso sería sí todos ilumináramos los caminos de los demás!