"Toda la Tierra tenía una misma lengua y usaba las mismas palabras".
A mí me parece evidente que el actual Estado Autonómico es inviable y que hay que proceder a una reforma radical para que no nos hunda. Aún más. En sentido económico y en sentido político.
Aparte de esto, hay tonterías peligrosas que quisiera comentar. Una es la crítica del “café para todos” que han hecho los nacionalistas desde siempre. Muy brevemente, una sociedad moderna y democrática no puede permitir que haya ciudadanos de primera (los de País Vasco y Cataluña) y el resto. No puede ser que unos privilegiados beban café y los demás achicoria. Si quieren identidad que lo paguen de su dinero. Y que fomenten sus bailes regionales y sus señas de identidad, día y noche. Pero no aceptamos que se lleven más dinero y más privilegios con la excusa de "la diferencia". El famoso “hecho diferencial”. Como hasta ahora. Rotundamente, no.
Otras, algunas peligrosas idioteces que vienen de algunas bocas, por ejemplo de un catedrático. Víctor Sampedro dice: "Quieren que todo cambie no para progresar, sino para volver a lo anterior".
Hay que ser un burro (o un malintencionado) para acusar a los que queremos reformas radicales del Estado Autonómico, que queremos “volver a lo anterior”, aunque cada vez hay mas seguidores de esta solución. O sea, los enemigos de las autonomías somos obligatoriamente franquistas. Para decir estas idioteces tiene que ser un progre. Es difícil que alguien, no aquejado por esta enfermedad, rebuzne de este modo.
INVIABLE ESTADO AUTONÓMICO.
Nuestro estado convertido en una auténtica torre de Babel a la española, Televisiones, defensores del pueblo, consejos consultivos, agencias de protección de datos… todo multiplicado por diecisiete, tantas como comunidades autónomas hay en España. La crisis ha colocado al Estado de las autonomías en el punto de mira por los excesos, duplicidades y redundancias que de él se derivan. Además, el foco sobre el gasto extra que exige el actual modelo estatal se acentúa con las exigencias para reducir el déficit que llegan desde Bruselas, pero con todo el Gobierno sigue sin animarse a meter la tijera en esas redes.
¿Se puede desmontar el Estado de las autonomías? ¿Cómo? En éste, como en todo debate, existen posturas enfrentadas, pero también un punto en común: mejorar la eficiencia del modelo autonómico es una medida capital para salir de la crisis. “La estructura actual ya era insostenible antes de la crisis y ahora se ha tornado en insoportable”, apunta Juan Carlos Jiménez, profesor del Instituto de la Democracia de la Universidad CEU San Pablo.
"Pensar en que la clase política de este país vaya a renunciar a sus asientos, sus coches oficiales, sus dietas y demás privilegios es una utopía. No va a pasar".
Una opinión que ya comparte el 40% de los españoles, que prefiere "un Estado con un único Gobierno central, sin Autonomías", tal y como recoge el último sondeo del Centro de Investigaciones Sociológicas. Sin embargo, no parece que la intención de los principales partidos políticos coincida con la de los ciudadanos. "Actualmente el Partido Popular tiene en sus manos frenar la sangría de gasto, aprovechando que disfruta del poder en la mayoría de las autonomías y, sin embargo, se está mostrando incapaz de hacerlo", analiza Jiménez.
Hemos llegado irremediablemente a la actual situación, en que después de los ocho años de Gobierno del presidente Zapatero, las cosas se degradaron al máximo. La esperanza que se había depositado en el presidente Rajoy, en el Partido Popular, y lo reconozco muy a mi pesar, por el momento han defraudado ampliamente a todos los españoles. Nos encontramos en una situación cada vez peor, pero no sólo desde el punto de vista económico, sino también psicológico. Los españoles ya no confían en nadie o, mejor dicho desconfían de todo y de todos, y, a su vez, nadie fuera de España confía en nosotros.
El Gobierno tenía que haber elegido entre reorganizar o desmantelar el Estado de las autonomías, o reducir cada vez más, con recortes y subida de impuestos, el Estado de Bienestar, en perjuicio de los españoles más necesitados. Pues bien, fatalmente eligió la segunda opción, que nos lleva claramente al abismo. Pero, se quiera o no, el Estado de las autonomías ha fracasado ya estrepitosamente, y será necesario reorganizarlo en profundidad, o incluso suprimirlo, si nos lo exigen nuestros deudores y socios europeos, porque la soberanía nacional es ya una entelequia jurídica.
Sea lo que fuere, o entramos en un momento constituyente para revisar nuestra Constitución o depositamos a ésta en el almacén de los objetos perdidos.
Sea lo que fuere, o entramos en un momento constituyente para revisar nuestra Constitución o depositamos a ésta en el almacén de los objetos perdidos.
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