'Tu-tú' fue el primer detergente
que se fabricó y vendió envasado en España. Lo hacía la empresa Dosli en su
factoría (ya desaparecida) de la calle Pintor Maella de Valencia y de ahí
llegaba a todo el país, con el apoyo frecuente de intensas campañas de
publicidad en televisión. Su lanzamiento tuvo lugar a mediados de los años
cincuenta del pasado siglo, y se consolidó tanto que la marca 'tu-tú' se
convirtió para mucha gente en el nombre genérico (epónimo) del detergente en
polvo. Un fenómeno similar a lo que ocurre por ejemplo con marcas como Danone o
Shweeppes, que muchas veces se utilizan para denominar al yogur o la tónica en
general.
Soy una colección de recuerdos pegados en mi alma, mezclados con canciones, aromas y sueños.
jueves, 30 de octubre de 2014
miércoles, 29 de octubre de 2014
Ciudad de Cristal de Paul Auster
“Yo soy nuevo cada día. Nazco cuando me despierto por la mañana,
envejezco durante el día y muero por la noche cuando me duermo. No es culpa
mía. Hoy lo estoy haciendo muy bien. Lo estoy haciendo mucho mejor que nunca”
A Paul Auster me lo encontré. Me
lo encontré reiteradamente en artículos de diarios, en revistas, en las
librerías y ahora último me lo encontré en “Lo que leímos” gracias a una reseña
de Diego Soto. Así que sin más decidí dejar de encontrármelo y empezar a
leerlo. Para empezar escogí al azar. Nada mejor que el azar para elegir entre
los muchos libros que ha publicado este autor que manifiesta no creer en la
causalidad o motivación de las cosas. Así llegué a esta novela de corte
policíaca que según bien sabía era la primera parte de una trilogía llamada
justamente “La trilogía de Nueva York”.
Esta primera entrega trata sobre
una llamada telefónica. Una llamada telefónica que es un error. Un error que,
obviamente, es inmotivado. El error produce un efecto y ese efecto es esta
novela. En una noche cualquiera a nuestro protagonista suena su teléfono. El
ring lo molesta y apenas alcanza a contestar: “¿Es usted el detective Paul
Auster?” o algo así preguntan al otro lado de la línea y por supuesto que no se
trata de Paul Auster (sí, el autor usó su nombre para uno de sus personajes)
sino que de Quinn, nuestro protagonista, un escritor de novelas policíacas de
mediano éxito (otra autoreferencia, aunque quizás un poco cínica). Lógicamente
él manifiesta que hay un error, que ahí no vive nadie de ese nombre, ni menos
que sea detective. En los días siguientes y durante las mismas horas el llamado
de las noches vuelve a producirse. Quinn –un tanto aburrido de todo– decide
finalmente decir que sí, que él es el detective Paul Auster. Desde ahí todo
comienza a tomar vuelo. Esta especie de rutina sucedió efectivamente en la vida
del autor: una noche alguien llamó a su teléfono preguntando acaso era él el
detective tal o cual, y él dijo lógicamente que no. Y luego quedó preguntándose
por días “¿qué habría pasado si hubiese dicho que sí?”. Bueno, dijo que no, y
lo que sucedió fue esta historia.
La narración avanza cuando él
toma el caso. Se trata de la historia de un hombre al cual su padre lo mantuvo
encerrado durante los primeros 10 o 12 años de su infancia experimentando con
él, tratando con aquel encierro que él volviese a un estado de naturaleza tal
que se reencontrase con el idioma pre Torre de Babel, antes de que dios nos
castigase con la multiplicidad de lenguas que existen hoy en día, antes de que
dejáramos de entendernos los unos a los otros. Suena un poco a Dan Brown pero
la trama no avanza por ese lado. Y no se asusten, hasta ahora no les he contado
nada que no aparezca dicho, claro que con otras palabras, en la contratapa del
libro. Quinn, suplantando a Paul Auster –el reputado detective privado– es
contratado para cuidar a este hombre de su padre, quien luego de años recluido
en una institución mental ha sido puesto en libertad, del cual se sospecha que
vendrá a asesinarlo. Los motivos son tantos como se puedan imaginar y no quiero
ahondar en ellos porque no deseo darles la novela a medio masticar.
¿Qué hay tras esta novela
policial que le ha valido tanto reconocimiento a su autor? Pues en un primer
momento me pregunté exactamente lo mismo. Su escritura es pulcra, funcional,
correcta, simple y agradable de seguirse, pero no supera a otros contemporáneos como Ford, Roth o Carver. La narración es límpida, no posee grandes
ripios e incluso es amena durante largos pasajes pero con ello no bastaría para
tanto reconocimiento. Pero luego está la historia tras la anécdota. Aquella
historia inmotivada, –como opina su autor que es el universo– aquella historia
que acaba sin un final, y que destruye los paradigmas de las novelas
detectivescas. Ahí donde entra el azar comienza el juego del autor con sus
personajes, convirtiéndolos en muñecos del destino más que en dueños de sí
mismos. Y al final el destino se burla. Claro que lo hace, si nada tiene una
razón de ser. En esos instantes está la vida y en esos instantes se va la vida
de nuestro protagonista. Es difícil explicarlo sin contarles el trasfondo de la
historia, sin echárselas a perder completamente, así que me limitaré a dar mi
opinión general: este es un buen libro, bastante lejano de ser brillante, pero
bueno al fin y al cabo, con un buen retrato de lo que es Nueva York, de las
motivaciones de su gente, con temáticas como el dinero, el amor (o la falta de
él), la vida en la ciudad, el destino y el sinsentido, especialmente el
sinsentido.
Si son amantes de las novelas
policíacas esta puede ser un tremendo giro para ustedes, porque les dará un
gran trasfondo allí donde normalmente prima la anécdota y el comentario o
resolución sagaz, sino no es así, opten por otra novela de Auster, que tiene
mucho más que entregar.
sábado, 25 de octubre de 2014
Los amigos
Los amigos
Recibí un llamada telefónica de uno de mis mejores amigos. Me
gusto mucho escucharle porque hacía tiempo que no sabía nada de él. Lo primero
que me pregunto fue:
- ¿Cómo estás?
Y sin saber porque, le contesté:
- Muy solo.
- ¿Quieres que hablemos?
Le respondí que sí.
- ¿Quieres que vaya a tu casa?
- Sí.
En menos de quince minutos estaba llamando a mi puerta.
Hablamos hasta la madrugada de todo: de mi trabajo, de mi familia, de mi novia,
de mis deudas… y él me escucho siempre atento. Cuando él observo que ya me
sentía mejor me dijo que se iba porque en un rato ya entraba a trabajar. Yo me
sorprendí y le dije:
- ¿Porque no me dijiste que tenías que ir a trabajar? Mira
la hora que es, no dormiste nada.
Él sonrió y me dijo:
- No hay problema, para eso estamos los amigos.
Me sentí feliz y orgullo de tener un amigo así. Lo acompañe
a la puerta y cuando estaba entrando a su coche, le grité:
- Y a todo esto, ¿Por qué llamaste anoche tan tarde?
Él regresó y me dijo en voz baja:
- Es que te quería dar una noticia…
- ¿Qué pasó?
- Fui al médico y me dijo que estoy muy enfermo.
Yo me quedé mudo. Él sonrió, y me dijo:
- Ya hablaremos de eso. Que tengas un buen día…
Se dio la vuelta y se fue. Paso un buen rato hasta que
asimilé lo que había pasado, ¿Por que cuando me pregunto cómo estaba me olvide
de él y me preocupe solo por mí? ¿Cómo tuvo fuerzas para sonreírme, darme
ánimos, estando él en esa situación? Esto es increíble… Desde aquel día siento
que mi vida ha cambiado. Soy menos dramático con mis problemas e intento
disfrutar más de las cosas buenas que me da la vida. Ahora aprovecho más el
tiempo con la gente que quiero.
Todos tenemos muy claro que conocidos tenemos muchos, pero
amigos de verdad demasiados pocos, pero esos pocos valen mucho. No perdamos
amistades verdaderas por el tiempo, al contrario, perdamos el tiempo con los amigos y la gente que queremos.
martes, 21 de octubre de 2014
martes, 14 de octubre de 2014
El peso del rencor
EL PESO DEL RENCOR
EL TEMA DEL DIA ERA EL
RESENTIMIENTO, Y EL MAESTRO NOS HABÍA PEDIDO QUE LLEVÁRAMOS PATATAS Y UNA BOLSA
DE PLÁSTICO. YA EN CLASE ELEGIMOS UNA PATATA POR CADA PERSONA A LA QUE
GUARDÁBAMOS RESENTIMIENTO. ESCRIBIMOS SU NOMBRE EN ELLA Y LA PUSIMOS DENTRO DE
LA BOLSA. ALGUNAS BOLSAS ERAN REALMENTE PESADAS. EL EJERCICIO CONSISTÍA EN QUE
DURANTE UNA SEMANA LLEVÁRAMOS CON NOSOTROS A TODOS LADOS ESA BOLSA DE PATATAS.
NATURALMENTE LA CONDICIÓN DE LAS PATATAS
SE IBA DETERIORANDO CON EL TIEMPO. EL FASTIDIO DE ACARREAR ESA BOLSA EN TODO
MOMENTO ME MOSTRÓ CLARAMENTE EL PESO ESPIRITUAL QUE CARGABA A DIARIO Y COMO
MIENTRAS PONÍA MI ATENCIÓN EN ELLA PARA NO OLVIDARLA EN NINGÚN LADO, DESATENDÍA
COSAS QUE ERAN MAS IMPORTANTES PARA MI.
TODOS TENEMOS PATATAS PUDRIÉNDOSE
EN NUESTRA “MOCHILA” SENTIMENTAL. ESTE EJERCICIO FUE UNA GRAN METÁFORA DEL
PRECIO QUE PAGABA A DIARIO POR MANTENER EL RESENTIMIENTO POR ALGO QUE YA HABÍA
PASADO Y NO PODÍA CAMBIARSE. ME DI CUENTA QUE CUANDO ME LLENABA DE
RESENTIMIENTO, AUMENTABA MI STRESS, NO DORMÍA BIEN Y MI ATENCIÓN SE DISPERSABA.
PERDONAR Y DEJARLAS IR ME LLENO
DE PAZ Y CALMA, ALIMENTANDO MI ESPÍRITU. LA FALTA DE PERDÓN ES COMO UN VENENO
QUE TOMAMOS A DIARIO A GOTAS PERO QUE FINALMENTE NOS TERMINA ENVENENANDO.
MUCHAS VECES PENSAMOS QUE EL
PERDÓN ES UN REGALO PARA EL OTRO SIN DARNOS
CUENTA QUE LOS ÚNICOS BENEFICIADOS SOMOS NOSOTROS MISMOS.
"EL PERDÓN ES UNA EXPRESIÓN DE
AMOR".
EL PERDÓN NOS LIBERA DE ATADURAS
QUE NOS AMARGAN EL ALMA Y ENFERMAN EL CUERPO.
NO SIGNIFICA QUE ESTÉS DE ACUERDO
CON LO QUE PASO, NI QUE LO APRUEBES. PERDONAR NO SIGNIFICA DEJAR DE DARLE
IMPORTANCIA A LO QUE SUCEDIÓ, NI DARLE LA RAZÓN A ALGUIEN QUE TE LASTIMO.
SIMPLEMENTE SIGNIFICA DEJAR DE LADO AQUELLOS PENSAMIENTOS NEGATIVOS QUE NOS
CAUSAN DOLOR O ENOJO.
LA FALTA DE PERDÓN TE ATA A LAS
PERSONAS CON EL RESENTIMIENTO. TE TIENE ENCADENADO. LA FALTA DE PERDÓN ES EL
VENENO MAS DESTRUCTIVO PARA EL ESPÍRITU YA QUE NEUTRALIZA LOS RECURSOS
EMOCIONALES QUE TIENES.
EL PERDÓN ES UNA DECLARACIÓN QUE
PUEDES Y DEBES RENOVAR A DIARIO. MUCHAS VECES LA PERSONA MAS IMPORTANTE A LA
QUE TIENES QUE PERDONAR E ES A TI MISMO POR TODAS LAS COSAS QUE NO FUERON DE LA
MANERA QUE PENSABAS.
“LA DECLARACIÓN DEL PERDÓN ES LA
CLAVE PARA LIBERARTE”.
¿CON QUE PERSONAS ESTAS
RESENTIDO? ¿A QUIENES NO PUEDES PERDONAR? ¿ERES TU INFALIBLE Y POR ESO NO
PUEDES PERDONAR LOS ERRORES AJENOS?
PERDONA PARA QUE PUEDAS SER
PERDONADO, RECUERDA QUE CON LA VARA QUE MIDES, SERÁS MEDIDO....
“ALIGERA TU CARGA Y ESTARÁS MAS
LIBRE PARA MOVERTE HACIA TUS OBJETIVOS EN LA VIDA”.
sábado, 11 de octubre de 2014
jueves, 9 de octubre de 2014
miércoles, 8 de octubre de 2014
El perro Excalibur - (Artículo publicado por Elentir)
Un perro llamado Excalibur saca a
la luz el asimétrico sentido de la piedad de algunos
La decisión de sacrificar al
perro de la enfermera contagiada por ébola ha destapado el asimétrico sentido
de la piedad de una parte de la sociedad española. En Twitter el tema
#SalvemosaExcalibur (así se llama el perro) reunía anoche más de 230.000 tuiteos.
Una página de Facebook suma ya más de 47.000 fans con el título “Salvemos a
Excalibur”. Y una petición en Change.org reunía en pocas horas más de 216.000
firmas para salvar animal.
Información útil: cuáles son los
síntomas y las vías de transmisión del virus del ébola
En España se propaga una
enfermedad contagiosa tan alarmante como el ébola
Una petición que equipara a un
perro con su dueño
El texto de la petición no duda
en equiparar la vida del perro con la de un ser humano al afirmar que “es mucho
más fácil aislarlo o ponerlo en cuarentena igual que han hecho con el marido de
la víctima”. Ni siquiera la enfermera contagiada ha merecido tantas muestras de
solidaridad como su perro. Es inútil explicar a quienes piensan así que la OMS
contempla el sacrificio de animales como forma para evitar la extensión de la
epidemia. Es inútil intentar explicarles que hacer guardar cuarentena a un
perro es mucho más complicado y encierra muchos más riesgos que poner en
cuarentena a un hombre, y que sólo éste -por su condición humana- merece el
riesgo que supone el proceso para el personal sanitario. Es inútil pedir
coherencia a los que en muchos casos defienden en nombre de la libertad la
matanza de más de 100.000 seres humanos inocentes al año con el aborto, y luego
lloran por un perro. Empieza a ser casi providencial que una sociedad así, que
mata a sus hijos por nacer, se esté empujando a sí misma a un suicidio
demográfico que va a tener muy graves consecuencias en el futuro. La historia
nos demuestra cómo las sociedades decadentes acaban por destruirse a sí mismas.
Da la sensación de que ése es el camino que ha tomado la nuestra, surfeando
sobre una ola de estupidez.
Lloran por el perro tras mostrar
su desprecio por el Padre Pajares
En el extremo más visible de esa
decadencia, en Twitter era fácil encontrarse ayer con usuarios que pedían
salvar al perro, pero que en agosto pidieron que se dejase morir de ébola en
África al médico y sacerdote español Miguel Pajares, fallecido a causa del
ébola en agosto tras ser repatriado a España. Que la mascota de una infectada
por ébola suponga un riesgo para los seres humanos es algo que les da igual a
los que nos alertaron del riesgo que corría España por la citada repatriación.
Para algunos merece la pena correr riesgos por un perro, pero no por un
misionero que pasó 30 años ayudando a los más pobres. Ciertos “piadosos”
progres me decían ayer en Twitter que el misionero sabía a lo que se
arriesgaba, pero el perro no. O dicho de otra forma: “el misionero enfermó por
ayudar a los pobres, que se fastidie y que se muera en África. ¡Pero pobre
perrito!” Ya parece que el misionero habría merecido más consideración si fuese
ateo y hubiese dedicado su vida a salvar perros y no a cuidar a pobres
africanos. A este grado de imbecilidad, de indignidad y de vileza ha llegado
buena parte de la sociedad española, que aún se escandaliza de que haya
políticos que son un vivo reflejo de su corrupción moral.
Los perros ya muestran más amor
por los humanos que muchos humanos.
A mí me encantan los perros. Se
puede decir de ellos que son los animales más serviciales que hay, capaces de
seguir a sus amos hasta la tumba cuando éstos fallecen. De hecho, empiezo a
pensar que por regla general los perros demuestran más amor por el ser humano
que muchos miembros de nuestra propia especie. Pero a diferencia de dichos
miembros, no comparto esa línea de pensamiento débil según la cual hay que
sentir por las mascotas tanta piedad como por los seres humanos, a menos que
éstos sean niños por nacer o misioneros católicos, claro, en cuyo caso
cualquier atisbo de piedad se va a hacer puñetas. Y podríamos añadir más
ejemplos. Una movilización como la que ayer concitó Excalibur no la han
merecido en España los hombres, mujeres y niños atrozmente asesinados por los
terroristas del Estado Islámico en Irak y Siria. Remitiéndome al citado portal
de participación ciudadana de inspiración progre, en un mes una petición de
ayuda a los cristianos de Irak en Change.org consiguió 90.000 firmas menos que
la de ayer en favor de la citada mascota en unas pocas horas. Para encontrarse
con una campaña con más apoyo hay que irse a la que lanzó Aleteia en el portal
conservador CitizenGO, que ha reunido más de 294.000 firmas desde el 24 de
julio.
La piedad con el perro como
disfraz de otra cosa.
Ante la terrible y patética
realidad que revelan estas cifras, abortistas que se apiadan de un perro y no
de seres humanos aún nos dirán aquello de que a los pro-vida no nos importan
los ya nacidos. Sinceramente, me da la sensación de que a ellos no les importan
otros seres humanos -nacidos o por nacer- que no sean ellos mismos. Y es que al
final la legítima piedad por un animal acaba siendo, para algunos, una forma de
disfrazar su falta de piedad por sus semejantes, una carencia que aumenta a medida
que se extiende esa filosofía materialista según la cual las personas no
tenemos más que un valor meramente instrumental, y carecemos por completo de
cualquier dimensión trascendente que nos distinga en esencia de las bestias, a
las que hemos de tratar como iguales o incluso como superiores cuando la vida
de ciertos seres humanos resulte, para algunos, más prescindible que la de un
perro.
Articulo publicado por Elentir
martes, 7 de octubre de 2014
sábado, 4 de octubre de 2014
miércoles, 1 de octubre de 2014
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