Sentado en mi nube azul
Soy una colección de recuerdos pegados en mi alma, mezclados con canciones, aromas y sueños.
domingo, 3 de noviembre de 2024
miércoles, 8 de mayo de 2024
La ciudad y sus muros inciertos (Haruki Murakami)
Murakami
Haruki ha publicado su primera novela larga en los últimos seis años. El tema es
uno al que el autor se ha venido aferrando durante 40 años. Se trata de una
obra fundamental para entender la literatura de este autor.
Murakami Haruki contacta con su
editor y le dice “¿Te apetece que nos tomemos un té juntos?” en un tono muy
desenfadado. Tras una breve charla, le entrega el borrador de su nueva obra y
le dice: “Aquí tienes”. En el caso de Murakami, el editor encargado nunca pide
el borrador y se limita a esperar pacientemente. Y rara vez se le informa de
antemano del contenido de su obra. En el pasado, el autor le solía entregar los
manuscritos. Luego fue un disquete de un procesador de texto, y ahora es una
memoria USB.
Aunque se trata de la primera
novela larga en seis años, no es una obra totalmente nueva. Existe un prototipo
para esta obra. Se trata de una novela de mediana extensión titulada Machi
to sono futashikana kabe (La ciudad y sus muros inciertos), que se
publicó en la revista literaria Bungakukai en 1980. Según un
epílogo del autor de la novela (no es habitual que Murakami incluya un
epílogo), la primera obra no se publicó en forma de libro porque no estaba
satisfecho con el contenido, por lo que es probable que la mayoría de los
aficionados nunca la hayan leído.
Los protagonistas de esta obra no
tienen nombre, son un chico de 17 años que se refiere a sí mismo como “Boku”
(es un pronombre personal usado solamente por hombres para hablar de sí mismos
que equivale a nuestro “yo”) y una chica de 16 años a la que se dirige como
“Kimi” (pronombre correspondiente a “tú”). “Boku” y “Kimi” van a institutos
distintos, pero el destino los unió hace un año en una ceremonia de entrega de
premios de un “concurso de ensayos de instituto”.
Ni
“Boku” ni “Kimi” habían conocido a nadie con quien pudieran expresar sus
sentimientos y pensamientos con libertad y naturalidad. Parece casi milagroso
que lograsen conocer a un compañero así.
“Quiero ser toda tuya”, dice ella.
Pero, le revela a “Boku”: “La que ves aquí, y ahora no, es mi verdadera yo.
Solo soy una sombra efímera”. “La verdadera yo”, dice, “vive en una ciudad
rodeada de altos muros”. Fuera de la ciudad hay un inmenso manzanal, pero la
única puerta al mundo exterior está custodiada por un gran guardián y los
habitantes no pueden salir de ella. Solo las bestias de un solo cuerno,
cubiertas de pelo dorado y que viven en manadas, pueden viajar entre el
interior y el exterior de las altas murallas.
Y la gente que vive en esa ciudad
no tiene sombras. En esa ciudad, “Kimi” trabaja en una biblioteca que
colecciona “viejos sueños”, pero la única forma en la que “Boku” puede conocer
a la “verdadera Kimi” es convirtiéndose en “lector de sueños” y yendo a la
“ciudad rodeada de altos muros”. Pero, ¿dónde está esa misteriosa ciudad y cómo
se puede entrar en ella? Para convertirse en habitante de esa ciudad, hay que
desprenderse de las sombras. Esto tiene una importancia crucial en la historia.
Un día, en el mundo real, “Kimi”
desaparece de repente ante “Boku”. ¿Se reunirá alguna vez “Boku” con la
“verdadera Kimi”? Para los aficionados que llevan leyendo las obras de Murakami
desde sus inicios, el mundo familiar de Murakami está en ebullición desde el
principio, y es una obra que se disfruta con plenitud. Sin embargo, me quedé
con una sensación de frustración al no poder resolver completamente el
misterio, o mejor dicho, me quedé con una sensación borrosa después de leer el
libro. Así que leí la obra original de hace 40 años.
Los protagonistas se cuestionan su lugar en el mundo
En la obra original, el tema que se
plantea parece ser sencillo: “¿Adónde debo pertenecer?” Los dos personajes
principales son “Boku” y “Kimi”, y la historia que se desarrolla en “una ciudad
rodeada de altos muros” es la misma en la primera parte de esta obra. Esta vez,
la obra tiene una complejidad que no puede recorrerse en línea recta. Esto se
debe a que en la segunda y tercera parte se añadieron nuevos episodios y
aumentó el número de personajes importantes que intervienen con los
protagonistas, lo que hace que la historia tenga varias capas y sea más
profunda y rica. Esto permite interpretarla de varias maneras y hace que su
resonancia perdure durante mucho tiempo.
“Boku” se ha convertido en
“Watashi” (pronombre personal adulto para “yo”), un hombre de mediana edad de
45 años. Le rodea un fascinante elenco de personajes importantes, como un
misterioso anciano adinerado que dirige una biblioteca rural, “el niño del submarino
amarillo” con habilidades especiales y una mujer divorciada de extraña belleza
que regenta una cafetería.
La razón por la que me atraen las
obras de Murakami es que el protagonista siempre se hace preguntas y trata de
encontrar respuestas con sinceridad. También en esta obra “Watashi” se inquieta
ante las preguntas: “¿A qué mundo debo pertenecer? No puedo decidirme”, e
incluso en la edad madura se plantea, “¿Estoy firmemente conectado a algún
lugar de la tierra? ¿Estoy arraigado allí?”.
“Watashi” nunca ha podido evitar
pensar en “Kimi”. Pero ahora parece que “esa especie de impulso integral de
ofrecerse totalmente a la otra persona parece haberse extinguido hace mucho
tiempo”. El misterioso anciano adinerado dice: “Has conocido a la mejor persona
para ti en las primeras etapas de tu vida. ¿O debería decir que te has topado
con la persona perfecta?”
“Watashi” piensa así: ¿Existe en
este mundo algo parecido a un muro entre la realidad y la irrealidad desde el
principio?
En el epílogo, el autor escribe que
la obra “contiene algunos elementos importantes para mí”. La forma en que los
lectores perciban estos elementos depende de ellos. Como ya sabrán los ávidos
aficionados, en Sekai no owari to hādoboirudo wandārando (El fin del mundo y un
despiadado país de las maravillas), publicada en 1985, cinco años después de la
obra fantasma La ciudad y sus muros inciertos, el autor aborda de
nuevo la historia de una “ciudad rodeada de altos muros” en el mismo escenario.
Esta obra obtuvo el Premio Tanizaki Jun’ichirō y
fue bien recibida en el extranjero.
A pesar de ello, el autor sigue
comprometido con este “elemento clave” y continúa retocando su obra incluso
después de cumplir los 70 años. La pasión del autor por su obra es
impresionante. ¿Cómo afrontará “Watashi” su relación con “Kimi”? (Escrito por Takino Yūsaku)
jueves, 13 de julio de 2023
Schumann. Piano. Carnaval Op. 9 18-Aveu.
Schumann. Piano. Carnaval Op. 9 18-Aveu. Partitura. Audición.
Schumann - Carnaval Op. 9 - Claudio Arrau, piano (1961)
lunes, 10 de abril de 2023
RAMBLA SECA - La epopeya de la electricidad
RAMBLA SECA, LA EPOPEYA DE LA ELECTRICIDAD
Infraestructuras. Miles de personas trabajaron entre 1917 y 1922 para construir una central pionera en España. La idea inicial era suministrar energía a Valencia y Madrid pese a las distancias
(F. P. PUCHEDomingo, 13 febrero 2022, 00:41)
Cuando la producción y el precio de la energía eléctrica alcanzan características de crisis económica y social, cuando los países toman posiciones estratégicas ante el problema, es obligado recordar que, hace un siglo, la falta de centrales de producción puso en marcha, en tierras valencianas, una verdadera epopeya. Entre 1917 y 1922, miles de trabajadores, en duras condiciones, vivieron una aventura inédita para construir la central eléctrica de Rambla Seca en el cañón del Xùquer, en términos de Cofrentes, Dos Aguas y Cortes de Pallás. Hidroeléctrica Española, antecedente de la actual Iberdrola, realizó una obras capaces de suplir la alarmante falta de energía.
«!Luz, más luz!». Ferdinand, el enviado especial de LAS PROVINCIAS a las obras de la presa, tituló sus crónicas con el conocido grito de un Goethe moribundo. Era, también, el grito desesperado que una España acosada por los problemas derivados de la Guerra Europea empezó a lanzar a finales de 1917, cuando faltaba carbón y la industria tenía que cancelar su actividad. Valencia, en la fría Nochevieja de ese año se quedó sin gas y electricidad, mientras alcalde y gobernador peleaban con sus colegas por conseguir que los barcos cargados con carbón asturiano pudieran traer combustible.
Las empresas que abastecían a la ciudad eran Volta y Electra. Pero la energía disponible en la región, más allá de las pequeñas plantas movidas por calderas de carbón, solo se producía en dos presas de Hidro Eléctrica. La pionera, de 1907, era (y sigue siendo) la del Molinar, en Villar de Ves, Albacete, movida con aguas del Xùquer. Tras ella estaba en explotación, desde 1912, la de Villora, en aguas del Cabriel, provincia de Cuenca. Pero Juan Urrutia, el promotor de la empresa, soñaba con la necesidad de aprovechar desniveles en el curso de estos dos ríos con el fin de llevar energía tanto a Madrid y su área de influencia como al reino de Valencia. La osadía de su propósito, en aquel tiempo, consistía en producir en lugares inhóspitos y alejados y transportar electricidad en trayectos de hasta 250 kilómetros. En 1913, Urrutia compró una concesión no desarrollada y puso en marcha sus planes.
El primer proyecto, en el que había ya prisas, se dedicó a construir el salto en el término de Dos Aguas, aguas abajo del barranco de la Paridera, y la presa en suelo de Cortes de Pallás, en la Rambla del Real. La realidad, tras la inundación de las instalaciones en octubre de 1919, hizo cambiar el punto de la toma de aguas al término de Cofrentes, lo que introdujo la necesidad de construir un gran canal, de 14 kilómetros, desafío colosal para la técnica del momento. Las aguas deberían circular por la margen izquierda, cruzando el terreno mediante canales, casi siete kilómetros de túneles y diversos sifones, hasta la central de producción. Unos 30 metros cúbicos de agua aprovecharían un desnivel final de 74 metros; el agua turbinaría electricidad y devolvería el caudal al río aguas abajo.
Presupuestado en 18 millones de pesetas al principio, el proyecto, el de mayor potencial en la España de aquel momento, terminó reclamando una inversión de más de 70 millones. Se trataba de instalar 76.000 caballos efectivos de potencia, suficiente para abastecer las necesidades de Madrid y la región valenciana, aunque en una primera fase no se iba a usar toda la potencia posible. Los primeros barrenos se hicieron estallar en 1918: cientos de obreros procedentes de las provincias limítrofes, y de otros puntos de España, comenzaron a concentrarse en un tajo que pronto tuvo a su disposición un poblado con tiendas, horno, dos escuelas, cuartel de la guardia civil e incluso una capilla, como en las mejores epopeyas del ferrocarril del Lejano Oeste. Para el acceso de máquinas y materiales se construyeron caminos especiales que garantizaran el suministro desde la estación ferroviaria de Buñol, distante 45 kilómetros.
Toda la aventura se desplegó sin que la prensa pusiera especial atención a las obras. Cuando los cortes de energía movían la polémica en los diarios, cuando la Cámara de Comercio protestaba o las quejas sobre el abandono eléctrico subían de tono, había discretas referencias a la obra que Urrutía tenía en marcha, pero como una lejana promesa. Fueron noticia desgraciada, eso sí, la inundación que lo retrasó todo y obligó a un replanteamiento, y las frecuentes reseñas de accidentes que costaban la vida a obreros en las excavaciones.
Cuando se abordó el replanteamiento, el número de obreros creció: las personas empleadas de las dos contratas que vivían en aquellos solitarios parajes del Xùquer creció hasta llegar a las seis mil. Una de las aventuras culminantes fue el traslado de las grandes máquinas construidas en Estados Unidos: transformadores como casas, turbinas y alternadores como torres... todo se desplazó, embalado en cajas de madera, a bordo de carretones especiales tirados por doce yuntas de bueyes y por camiones de ruedas macizas que se movían como gusanos a lo largo de caminos nuevos, festoneados de precipicios.
La visita de la prensa
Los años 1920 y 1921 fueron quizá los de mayor carencia de electricidad y polémica más dura. La opinión se dividía entre los que ponían su fe en los planes de Urrutia y los que se atenían a una realidad donde los cortes eléctricos movían a cierre de empresas, huelgas y hondo malestar social. El paro y la carestía de los alimentos hicieron crecer una tensión sindical en la que no faltaron los tiroteos.
Con todo, Hidro Eléctrica se sintió finalmente en disposición de dar fechas y anunció que en 1922 sus máquinas podían empezar a producir electricidad. Así, el 28 y 29 de enero, ahora hace un siglo, abrió las puertas a los enviados de todos los diarios de la ciudad, que viajaron primero en automóviles y luego a lomos de mulas hasta la casa de los ingenieros. Juan La Casta, el jefe de las obras, les recibió junto con su ayudante, un Cayetano Úbeda que parecía sacado de un regimiento de Infantería.
jueves, 15 de septiembre de 2022
viernes, 12 de noviembre de 2021
miércoles, 9 de junio de 2021
La historia del Salto de Millares - y 14ª parte - La construcción del Salto de Millares VIII - La Capilla de Nuestra Señora la Virgen del Carmen y la Escuela.
La historia del Salto de Millares
y 14ª parte
La construcción del Salto de Millares VIII
La Capilla de Nuestra Señora la Virgen del Carmen y la Escuela
Desde siempre uno de los objetivos de Hidroeléctrica Española fue el de cuidar la asistencia y protección social de sus empleados en todos los ámbitos. Muchos de sus centros de trabajo, debido a que estaban apartados de núcleos urbanos, como los poblados de Molinar(Albacete), Cofrentes, Rambla Seca y Millares, se convirtieron en núcleos demográficos con casi todos los servicios propios de una comunidad: escuela, ermita, economato y consultorio médico.
Fruto de ese celo es la presencia de pequeñas capillas, a modo de ermitas, en los poblados residenciales de los obreros; la de Cofrentes (Basta), dedicada a la Sagrada Familia; la de Rambla Seca, a San Juan Bautista y la de Millares a la Virgen del Carmen. Respecto a la capilla del Salto de Millares, leemos en la Topografía Médica de Millares, de D. Luis Báguena Corella, del año 1932, el siguiente fragmento: “...en el punto donde lo ha permitido la constitución del terreno, una pequeña explanada arreglada en jardín, está bordeada por una elegante capilla católica y dos casas gemelas que se destinan a escuelala una, y a vivienda del capellán-maestro la otra.
Lástima que acabadas desde hace bastantes meses, siguen sin dar la instrucción escolar al tropel de chiquillos que viven en tal caserío”. Tras la ejecución del capellán-maestro, D. Manuel Pastor Lozano, durante los primeros meses de la Guerra Civil en la carretera que unía Millares con Rambla Seca, en las proximidades del barranco de Cavera (la “Hidro” mandó levantar una cruz en su memoria), la labor pastoral la desempeñó el cura párroco de la localidad de Millares, ocupándose de la labor docente diversas maestras hasta el cierre de la escuela.
El poblado en 1932, al fondo, la Capilla, la escuela y la casa de la maestra.
La ermita, como hemos dicho antes, estaba dedicada a la Virgen del Carmen, tenía una superficie de 190 m2 con planta de cruz latina, cuyo brazo izquierdo ocupaba la sacristía, con puerta practicable al exterior. Se accedía al interior del templo por un pequeño porche aporticado. Sobre la puerta existían cinco ventanas escalonadas y sobre este frontis una espadaña que centraba la composición. El interior era de nave única de tres tramos con bóveda de cañón, mientras que la techumbre de la capilla de la derecha era de crucería. Presentaba un pequeño ábside en el testero, que interiormente albergaba un baldaquino con la imagen de la Virgen del Carmen, actualmente custodiado este conjunto, al igual que la campana, en la iglesia del pueblo de Millares.
Todas las edificaciones que conformaban el poblado de empleados han sido demolidas como consecuencia de quedar por debajo del nivel de las aguas del embalse de Tous, en el caso de llegar a la cota de máximo llenado. Evidentemente, la ermita, la escuela y la casa de las maestras han desaparecido también. En las fotografías que acompañan este artículo puede apreciarse la belleza de este edificio religioso y su situación en el conjunto de edificaciones. (Por FIDEL PÉREZ BARBERÁ, Cronista Oficial de Millares)
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Con las riada de 1982, se decidió cerrar el salto de Millares, con la inauguración de la nueva presa de Tous, parte de nuestro poblado quedó enterrado bajo las aguas y derribada nuestra escuela, nuestra iglesia, nuestras casas ... pero no mis recuerdos, mis olores, mis sensaciones.
En 2002 se completó la demolición de la central y de los pabellones anexos de viviendas.
Los que hemos tenido la suerte de crecer con la naturaleza de nuestro lado, ésta llega a formar parte indisociable de nosotros y nos condiciona y nos marca de tal manera, que cuando no la tenemos cerca, la echamos mucho de menos.
La mayoría de las personas lamentablemente ya no están, incluso la mayoría de los lugares desaparecieron bajo las aguas o derribados, por lo que no puedo visitar ni pasear para intentar visualizar y recordar. No puedo dejar de sentir una nostalgia infinita y un sentimiento de calor y afecto, compartido con todos los que recuerdan aquella etapa maravillosa de la vida que me tocó vivir... sin apenas darme cuenta, que aquello era un verdadero paraíso.
Aromas de mi niñez:
Ärboles frutales que huelen a abrazos.
Patio de colegio que huele a amigos.
La vereda del río que huele a silencio.
Y las hojas de los árboles que huelen
a un sol languinecido, a frescura,
a cielo desmoronándose en trozos
de hojas de morera.
(De mi relato, "Las cuatro estaciones -Recuerdos de mi niñez-")
FINAL
martes, 8 de junio de 2021
La historia del Salto de Millares - 13ª parte - La construcción del Salto de Millares VII - Horrible catástrofe en Millares
La historia del Salto de Millares
13ª parte
La construcción del Salto de Millares VII
Horrible catástrofe en Millares
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LA VOZ. Madrid. Lunes, 20 de febrero de 1933. AÑO XIV, Núm. 3792. Pág. 12
EN EL PUEBLO DE MILLARES
Se desprende un peñasco, aplasta varias casas y de ellas van extraídos seis cadáveres
VALENCIA 20 (3’30 t.).- En la población de Millares se ha desprendido un peñón, que fue a caer sobre unas barracas habitadas por varios obreros. Hasta ahora van extraídos seis cadáveres y se supone que hay algunos más sepultados entre los escombros. En el Gobierno Civil no han facilitado más detalles de esta catástrofe.
NOTA: Bajo el título “LAS ROCAS MORTALES DE MILLARES”, se dio amplia y detallada información de este infortunio, en las páginas del diario LAS PROVINCIAS, de Valencia, de fechas 21, 22, 23 y 25 de febrero de 1933, que reproducimos a continuación.
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LAS PROVINCIAS. Martes, 21 de febrero de 1933. Páginas 2 y 12
INFORMACIÓN LOCAL.
NOTICIAS
(…) Cerca de Millares ocurrió el desprendimiento de un peñón que causó la muerte de varios obreros y algunos heridos. El hecho ha producido en nuestra ciudad dolorosísima impresión, y como de costumbre duélese la gente de que no se advirtiese con antelación el peligro (…)
EN EL GOBIERNO CIVIL. DESPRENDIMIENTO DE TIERRAS
El Gobernador Civil, señor Doporto, al recibir ayer a los periodistas, manifestó que un grave suceso había tenido lugar en las proximidades de Millares, acarreando la muerte de varias personas, cuyo número exacto todavía no se conoce. El suceso había tenido lugar a consecuencia del desprendimiento natural de tierras ocasionando la caída de un peñón de grandes dimensiones sobre unas chabolas de obreros. Los muertos que pudo contarse fueron seis, y varios heridos, pero se supone que entre los escombros habrán quedado tres o cuatro muertos. El lugar del suceso está próximo a la residencia del médico, y merced a ello los heridos estuvieron muy bien atendidos desde los primeros momentos.
HORRIBLE CATÁSTROFE EN MILLARES
Debido a los efectos del temporal hubo un desprendimiento de 1.200 metros cúbicos de piedra que sepultó varias chabolas y con ellas a numerosos obreros que allí se habían refugiado. Resultaron seis muertos y ocho heridos y permanece todavía entre los escombros una mujer con sus tres hijos.
Una terrible catástrofe ocurrió ayer a primera hora de la mañana en el pueblo de Millares y ha causado numerosas víctimas, todas ellas obreros de la Hidroeléctrica Española, que se encontraban trabajando y que en el aciago momento de ocurrir la desgracia habían buscado refugio huyendo del temporal en las chabolas allí existentes. La fatalidad ha hecho presa una vez más en los humildes. Muchos son los hogares que hoy quedan sin amparo o lamentan la pérdida de un ser querido. En toda la zona de Millares ha producido el suceso honda consternación, lo mismo que en Cofrentes y otros pueblos de donde eran naturales las víctimas del suceso.
EN LOS PRIMEROS MOMENTOS. A las cinco de la mañana, y cuando descargaba sobre Millares un fuerte temporal de agua y nieve, las brigadas que trabajan en el Salto de Millares en el punto denominado el Barranco del Agua [la localización no es correcta; las chabolas se hallaban en una explanada junto al río, muy cerca de la boca de entrada al túnel carretero que daba acceso a la central hidroeléctrica], buscaron refugio en varias chabolas allí existentes, buscando un descanso y refugio. Pocos momentos después, debido a las filtraciones del agua, el terreno reblandecido cedió, arrastrando una superficie de unos 1.200 metros cúbicos de piedras y tierra que se despoblaron sobre las referidas chabolas, destruyéndolas y sepultando a los que allí se habían cobijado. Como el lugar donde ocurrió la catástrofe está situado en una zona cercana a la Central, así como a las viviendas de los empleados, Hospital de la Sociedad, talleres, fonda y otras dependencias, el formidable ruido y los angustiosos gritos hicieron salir a los empleados que se hallaban de guardia y levantar de sus lechos a los que se encontraban entregados al descanso. Los primeros momentos fueron terribles, pues debido al agua torrencial y a la poca luz aún existente, nada se podía ver y sólo adivinar la desgracia que acababa de ocurrir por los lamentos y voces de socorro. Momentos después, algunos que pudieron salvarse de la catástrofe, acudieron allí, y presas de la excitación consiguiente, dieron cuenta de lo ocurrido. Inmediatamente se dio la voz de alarma y, con inusitada rapidez, se organizaron los trabajos de salvamento.
COMIENZAN LOS TRABAJOS. Todos los obreros de la Hidroeléctrica se presentaron inmediatamente en las oficinas, donde el ingeniero jefe de obras, D. Joaquín Guinea, secundado por D. Joaquín Bustamante y D. Ignacio Pinedo, personal técnico y jefes de brigada se encontraban en aquel lugar. En pocos instantes partieron al lugar del suceso varias brigadas con el material necesario para proceder a su rápido desescombro. Los trabajos comenzaron con gran denuedo, tanto es así que a las seis de la mañana se había logrado extraer a ocho heridos y seis cadáveres.
LOS HERIDOS SON CONDUCIDOS AL HOSPITAL. Los heridos fueron conducidos al Hospital que la Sociedad Hidroeléctrica Española posee, y al frente del cual figura el competente médico D. José Malboysson, quien inmediatamente, y en unión del médico titular de Millares, que había sido avisado telefónicamente, procedieron con el resto del personal facultativo a curar a los heridos, con el siguiente orden: Manuel Muñoz, que presenta la fractura abierta de la pierna y probable fractura de cráneo; Enrique Gómez, fractura de ambas piernas, estos dos graves; José Onrubia Jiménez, Francisco Onrubia, Plácido Arocas, Felipe Carpio, Emilio Arocas y Eduardo Sobrino, estos últimos, uno presenta la fractura del codo, otro la fractura de la octava, novena y décima costillas izquierdas, y el resto contusiones de pronóstico leve. Todos ellos son naturales y vecinos de Cofrentes.
LOS MUERTOS. Los cadáveres extraídos son los siguientes: Eleuterio Jiménez, casado; Benjamín Ródenas, casado; Pedro Saval, soltero; José Correcher, soltero; Emilio Guipuy e Hilario Baeza. Los cinco primeros vecinos de Cofrentes y el último natural de Fuentes (Cuenca).
ENTRE LOS ESCOMBROS SE CREE QUE EXISTE EL CADÁVER DE UNA MUJER CON SUS TRES HIJOS. Durante todo el día de ayer continuaron sin descanso los trabajos de salvamento. Los enormes bloques de piedra y la tierra que formaban un inmenso montón sobre las chabolas han sido poco a poco excavados por las brigadas de obreros, adoptando infinitas precauciones para que no ocurrieran desprendimientos. Se busca a una mujer, llamada Rosa López, natural de Albarracín (Teruel), que es esposa de un guardia nocturno de la Central, que en el momento de ocurrir la desgracia estaba prestando servicio, debiendo su visa a esta circunstancia. Con esta desgraciada mujer estaban sus tres hijos, y se supone que los cuatro hayan perecido. Los trabajos continúan sin interrupción y unas brigadas se suceden a las otras, y el vecindario de Millares más el de Cofrentes, que han acudido en gran número al lugar del suceso, coopera con gran ardor a los trabajos de salvamento. Durante la noche continuaron éstos, pues es el propósito de no descansar hasta que haya sido encontrada la desgraciada mujer y los tres pequeños. El juez de instrucción de Ayora, con el personal a sus órdenes, instruye diligencias.
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LAS PROVINCIAS. Miércoles, 22 de febrero de 1933. Pág. 3
EN EL GOBIERNO CIVIL. ACERCA DEL DESPRENDIMIENTO DE TIERRAS
Las víctimas causadas por el desprendimiento de tierras fueron trasladadas a Cofrentes, previa autorización del señor Doporto. Continúan los trabajos de desescombro, suponiéndose que se hallan sepultados una mujer con sus tres hijos.
Durante toda la mañana de ayer se continuó trabajando con intensidad en busca del cadáver de la infortunada Rosa López y sus tres hijos que permanecían sepultados bajo los escombros de la chabola. La ansiedad de las gentes hacía concebir halagüeñas posibilidades de que hubieran podido conseguir salvarse la madre y los tres pequeños, pensando que quizá pudieran haberse refugiado en alguna oquedad del terreno, ya que las construcciones o chabolas estaban adosadas por su parte posterior a la montaña y ofrecían huecos posibles de aprovechar. En previsión de que esto que decimos anteriormente pudiera ser una realidad, la Compañía Hidroeléctrica Española dispuso que se practicasen unas catas en el terreno por distintas partes y que se aprovecharan además todas las ranuras existentes para introducir por ellas unos tubos de goma de una longitud de más de mil metros, por los cuales, desde la Central, se inyectaba aire incesantemente. Por desgracia, como se verá más adelante, todos estos trabajos resultaron infructuosos. De todos los pueblos cercanos acudieron multitud de vecinos que se reunieron en el lugar del suceso, y sus comentarios eran de viva condolencia por lo acontecido. Uno de los que acudió desde los primeros momentos fue el alcalde de Cofrentes, D. Segundo Pardo, que se dedicó a atender a los familiares de las víctimas.
Los trabajos de desescombro se realizaban lentamente y con infinitas precauciones para que no ocurriesen nuevas desgracias. A las once y media de la mañana se descubrieron los primeros vestigios de nuevas víctimas. Sobre las piedras, y horriblemente destrozados junto con restos de hojalata de la techumbre y maderos, apareció parte de la cama y ropa de la misma. Más tarde, después de quitar algunos pedruscos, apareció una masa informe que se supuso fuera una cabeza, porque estaba adherida a la masa una larga mata de pelo. Esto hizo suponer que la cabeza pertenecía a la desgraciada Rosa López. En aquel momento un enorme pedrusco, que con la emoción del momento no había sido debidamente apuntalado, comenzó a oscilar, dando el tiempo preciso a los obreros para retirarse. El bloque de piedra, de un metro y medio de alto por dos de ancho, cayó sobre los excavado entorpeciendo la labor. Fue preciso amarrar el bloque con cadenas y cuerdas y que tiraran de ella unos cien hombres, y de esta manera se pudo conseguir apartar el pedrusco y continuar la labor interrumpida a las cinco de la tarde.
Una hora después era descubierto el cadáver de la infortunada madre y el de su hijo pequeño. Ambos murieron aplastados horriblemente. Poco después eran descubiertos los cadáveres de los dos hijos mayores, quienes también murieron aplastados. La escena que se desarrolló fue desgarradora. El padre y marido de las cuatro víctimas, Gregorio Tornero, a la vista de los cuerpos mutilados de su familia estuvo a punto de enloquecer. El juez de instrucción de Ayora, D. Tomás Pereda, y el actuario, D. Rafael Aparicio, fueron avisados en la habitación que en el Hospital les ha sido destinada para instalar provisionalmente la oficina del Juzgado, y acto continuo el Juzgado se constituyó en el lugar donde habían sido extraídos los cuatro cadáveres, comenzando a instruir las correspondientes diligencias y ordenó su traslado al depósito del Cementerio. Los seis cadáveres extraídos el lunes en las primeras horas de la mañana y que, como éstos, también estaban depositados en el Cementerio, fueron dispuestos para la diligencia de la autopsia. Ésta tuvo logar a las diez de la mañana y les fue practicada por el médico forense de Ayora, en unión del titular de Millares. El trabajo de estos facultativos fue minucioso y duró hasta las cuatro de la tarde. Después de esta diligencia, los cadáveres fueron trasladados en dos camionetas hasta Cofrentes, en cuyo Cementerio serán inhumados. El ayuntamiento de Cofrentes se ha hecho cargo de los cadáveres y ha decidido costear los gastos de entierro y habilitar el salón de sesiones del ayuntamiento para instalar allí la capilla ardiente. Hoy, a las once de la mañana, tendrá lugar el entierro. Al cadáver de la desgraciada Rosa y a los de sus hijos les será practicada hoy la autopsia y sus cadáveres recibirán sepultura en el Cementerio de Jalance.
Los heridos a causa de este suceso que se hallan hospitalizados en el local que para este objeto tiene la Compañía, continúan mejorando, dentro de su gravedad. Uno de ellos, el que se halla más grave, fue intervenido ayer mañana por el doctor Malboysson y el practicante, D. Bruno Mallen, con la cooperación del médico titular de Cofrentes, D. Francisco Pardo. La labor de todos ellos ha sido eficacísima y digna de los mayores elogios, pues a pesar del cansancio y del intenso trabajo desarrollado, todos permanecieron en pie sin descansar un solo instante, atendiendo a los heridos. El alcalde Valencia, D. Vicente Lambíes, haciendo honor a la hidalguía y nobleza de todo valenciano, ofreció el concurso del coche ambulancia municipal, caso de ser necesario para el traslado de algún herido. Igual ofrecimiento hizo, en nombre de la Diputación, el presidente accidental, Sr. Llerandi. Poco después salió en dirección a Millares el coche ambulancia del Instituto Provincial de Higiene que posee más capacidad para el traslado de varios heridos a la vez.
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LAS PROVINCIAS. Jueves, 23 de febrero de 1933. Pág. 5
CRÓNICA DE SUCESOS
Dos heridos de la catástrofe de Millares ingresan en el hospital.
Ayer a última hora de la tarde ingresaron en el Hospital, donde fueron trasladados con el coche ambulancia de la Diputación, los heridos de la catástrofe de Millares, Enrique Gómez Muñoz y Manuel Muñoz Navarro.
LAS PROVINCIAS. Sábado, 25 de febrero de 1933. Pág. 3
EL ENTIERRO DE LAS VÍCTIMAS DEL DERRUMBAMIENTO DE MILLARES
(DE LA SECCIÓN CARTAS AL DIRECTOR)
Señor Director de LAS PROVINCIAS. Sobre las 19 horas del día 21, llegaron a esta localidad de Cofrentes, varios camiones de la Hidroeléctrica, conduciendo los cadáveres y familiares de los mismos, esperando todo el pueblo en masa y desarrollándose, a la llegada de los mismos, las escenas más conmovedoras que se conocerán en la vida, siendo imposible el poder detener a los numerosos familiares y amigos, a pesar de los grandes esfuerzos que por parte de las autoridades se habían tomado, pues ya que la fuerza del puesto de la Guardia Civil tenía tomadas todas las precauciones, de acuerdo con el celoso señor alcalde y juez municipal, fue del todo imposible el contener la avalancha, teniendo que desatender su cometido, dedicándose el médico titular a auxiliar a cuantas personas eran víctimas de desmayos- En un lugar adecuado se constituyó la capilla ardiente, en la que no sólo por los familiares, sino por centenares de personas fueron acompañados durante toda la noche.
A las diez de la mañana de ayer llegaron en camiones los señores ingenieros de la Hidro, juntamente con el jefe de la línea de la Guardia Civil de Ayora, y principió la escena a dicha hora con el paso de los cuatro cadáveres del vecino pueblo de Jalance, camino de su destino, y se procedió a formar la comitiva fúnebre; llegó el clero parroquial, desarrollándose las escenas más conmovedoras de la vida, haciéndose los responsos individuales, y eran sacados los cadáveres y organizándose la comitiva, cada cual con sus familiares, hasta la iglesia, y detrás figuraban en la presidencia las autoridades civiles, judiciales y militares, con los jefes de la Hidro y perdonas visibles de la población; hubo desfallecimientos en gran número. En el acompañamiento figuraba todo el pueblo sin excepción de ninguna clase; los maestros, con sus niños a la cabeza, y seguidos del personal, no sólo de la población, sino de los pueblos limítrofes, siendo muchos más los que hubieran acudido, pero la falta de medios de locomoción les impidió el poderlo hacer. En final, que las autoridades han dado una muestra de desvelo que jamás el pueblo de Cofrentes olvidará el sacrificio del alcalde y Ayuntamiento, que no han reparado en sacrificio alguno en el homenaje póstumo a sus hermanos. Pidiendo mil perdones y esperando de su indulgencia perdone las faltas de redacción cometidas, lo cual confío subsanará con arreglo a su alto criterio, pues sería más lo que pondría, pero es la hora de la salida y no hay tiempo disponible para repasar el original, queda de usted atento, su seguro servidor y suscriptor, D.
NOTA: Terrible momento de la historia de Millares la que recogen estas cuatro crónicas periodísticas extraídas del Boletín mensual editado por Miguel Aparici Navarro.
No obstante lo anterior, hemos creído conveniente ampliar y corregir algunos datos que aparecen en ellas. Concretamente los que se refieren a la identidad exacta de las diez víctimas mortales (hay que hacer constar también el fallecimiento en Valencia de uno de los heridos que fueron trasladados al hospital, con lo que el total de fallecidos fue de once víctimas) y rendir un emotivo homenaje de recuerdo, aunque ninguno de nosotros hayamos tenido ocasión de llegar a conocerlos. Como el fallecimiento tuvo lugar en el término municipal de Millares, es en el Registro Civil de este Ayuntamiento donde constan las correspondientes actas de defunción, de donde hemos obtenido las identidades y la edad de estas diez víctimas. Sus nombres eran:
Benjamín Ródenas García, 41 años. Casado.
José Correcher Gómez, 25 años. Soltero.
Pedro Lavall Pardo, 18 años. Soltero.
Eleuterio Jiménez Martínez, 56 años. Casado.
Emilio Guigó García, 32 años. Casado
Hilario Baeza Villanueva, 37 años. Casado.
Rosa Martínez Aspas, 28 años. Casada con Gregorio Tornero.
Ricardo Tornero Martínez, 6 años.
Miguel Tornero Martínez, 3 años.
Lucía Tornero Martínez, 6 meses.
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Final 13ª parte
jueves, 3 de junio de 2021
La historia del Salto de Millares - 12ª parte - La construcción del Salto de Millares VI - La central
La historia del Salto de Millares
12ª parte
La construcción del Salto de Millares VI
La Central
Fotografías extraídas del documental "El Salto de Millares", rodado en 1932/34
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La construcción de la Central
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La Central
Final 12ª parte